La situación en Ecuador (corrupción, asesinatos, inestabilidad política, etc.) es ciertamente resultado de un flagelo de Dios por causa de la maldad creciente.
Citamos apenas una causa, ciertamente una de las más graves: el dictamen en el 2020 de la Corte Constitucional a favor del aborto y el silencio gubernamental al respecto.
¿No será que la sangre inocente de los niños, aún en el vientre materno, que comenzó a verterse "constitucionalmente" en nuestro país, atrajo sobre él la cólera divina?
Añadimos a esto un otro elemento, que los escépticos y los católicos progresistas seguramente lo catalogarán como fruto de una fantasía: la infestación diabólica en nuestra nación.
La invasión de la tierra por los demonios no es broma. El mismo apóstol San Pedro nos advierte de ello: "Velad, porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (1 Pe 5,8)
En la aparición de La Salette, la Santísima Virgen anunció: "En el año 1864, Lucifer y un gran número de demonios serán liberados del infierno".
Otros santos y bienaventurados lo previeron también:
En el siglo XIX. El beato español Francisco Palau, OCD, pidió al Papa Pio IX la convocatoria de todo el clero mundial para una Cruzada exorcística bajo el mando del proprio Papa.
Siglos antes, Nuestra Señora del Buen Suceso también advirtió de la invasión de los ángeles rebeles. El padre Manoel de Souza Pereira escribe lo siguiente, a respecto de las apariciones de la Madre de Dios durante la época colonial:
"En 1628, la Madre Mariana de Jesús Torres vio al Ecuador rodeado por sus cuatro extremos por una nube negra, compuesta de innumerables demonios, los que con alaridos, gritos, risas diabólicas y horribles ademanes, procuraban apoderarse de la nueva República, para que fuese desde el principio, gobernada y regida por ellos.
"Decían los demonios: «Estas tierras serán nuestras cuando logremos extinguir la devoción del pueblo hacia Ella, ese día, la victoria ¡será nuestra!».
"Y gritaban: «Vendrán tiempos en que tendremos muy buenos agentes que con fuerza y violencia ganarán para nosotros un buen pedazo de este territorio. Los ampararemos, y les proporcionaremos placeres, comodidades, riquezas; y después los atormentaremos en el Infierno, porque, ingratos, desconocerán los beneficios de su Creador».
"Y allí, se asentaría la maldad de los siete pecados capitales, y el odio a Nuestro Señor y a su Bendita Madre, se acabarían todos los Conventos y Claustros, e impedirían la existencia de toda institución piadosa. Ellos soplaban y toda la atmósfera se llenaba de humo espeso, que oscurecía la luz preciosa de la fe en las almas, encendiendo la blasfemia y endureciendo los corazones".
Seis años más tarde, en 1634, Nuestra Señora del Buen Suceso, anunció:
"Se apoderará de estas tierras el maldito Satanás quien todo lo conseguirá por medio de tanta gente extranjera sin fe que cual nube negra oscurecerá con todos los vicios, el limpio cielo de la entonces República consagrada al Corazón Santísimo de mi Hijo" .
¿Cómo disipar esa NUBE NEGRA?
Se puede rezar, por ejemplo, la oración de exorcismo del Papa León XIII, que ha sido utilizada con gran éxito a lo largo de los años. Es considerada una de las oraciones más poderosas para luchar contra el mal y las fuerzas demoníacas.
Existe también otra oración. En el tiempo en que Nuestra Señora de La Salette advirtió sobre la liberación de los demonios en el mundo, el beato Luis Eduardo Cestac (1801 - 1868), fundador de las Siervas de María, escribió a su obispo "haber sido alcanzado repentinamente por algo similar a un rayo de luz divina que le permitió ver a los demonios esparciéndose por la tierra, causando una destrucción indescriptible".
Le fue revelado que el poder de los demonios fue desencadenado en todo el mundo.
El Beato Cestac compuso entonces la oración a la "Augusta Reina de los Cielos" pidiendo a Ella que ponga fin a esa arrasadora invasión satánica, curiosamente utilizando términos casi idénticos a los de La Salette.
Compartimos esta magnífica oración que en Ecuador ya fue difundida hace décadas por el ilustre sacerdote lojano, Mons. Benjamín Rafael Ayora y Cueva, quien la invocó dirigiéndola a Nuestra Señora del Buen Suceso, por ocasión de la invasión peruana de 1941.
En estas horas tan oscuras para nuestra Patria, en las que incluso está a las puertas del regreso del socialismo funesto pidamos a Nuestra Señora del Buen Suceso que ayude especialmente al Ecuador, a la Santa Iglesia y a todos los católicos que resisten a la revolución anticristiana en el mundo.
Comparta por favor esta oración lo mayormente posible para que sean muchos quienes puedan también implorar el auxilio maternal de María.
𝐎𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐏𝐄𝐃𝐈𝐑 𝐋𝐀 𝐄𝐗𝐏𝐔𝐋𝐒𝐈𝐎́𝐍 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍𝐈𝐎𝐒
Augusta Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles, María Santísima del Buen Suceso, Hija predilecta del Eterno Padre, Madre amantísima del Divino Hijo, Esposa castísima del Espíritu Santo, excelso Trono de la Majestad Divina, Templo augusto de la Santísima Trinidad, a Vos que habéis recibido de Dios, el Poder y la Misión de aplastar la cabeza de Satanás, os pedimos humildemente que enviéis las celestiales legiones para que, bajo vuestras órdenes, ellas persigan a los demonios, enemigos de la Patria, los combatan en todas partes, refrenen su audacia y los obliguen a retroceder hacia los abismos. Amén.
¿QUIÉN COMO DIOS?
¡Oh, buena y tierna Madre del Buen Suceso,
Vos seréis siempre nuestro amor y esperanza!
¡Oh, Divina Madre!, enviad a los Santos Ángeles para que nos defiendan, y rechacen lejos de nosotros al cruel enemigo, el demonio.
¡Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos!
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