En medio de las catástrofes y de las miserias, Nuestra Señora del Buen Suceso finalmente triunfará!

Sábado 4 de julio

PRIMER ROSARIO NACIONAL 

EN HONOR DE 

NUESTRA SEÑORA 

DEL BUEN SUCESO

     Apreciados devotos de Nuestra Señora del Buen Suceso, reciban nuestros muy afectuosos saludos y a la vez nuestros sinceros agradecimientos por ofrecer sus oraciones y sacrificios, el pasado 19 de junio en honor y desagravio al Sagrado Corazón de Jesús.

     ¡Necesitamos de su concurso una vez más!

     Así como en Fátima la Santísima Virgen pidió en 1917, la difusión de la devoción a su Inmaculado Corazón, también en Quito, en 1628, la Madre de Dios pidió difundir la advocación de María Santísima del Buen Suceso en todo el Ecuador y el mundo. Por tanto, nuestro objetivo entusiasta y desinteresado, es cumplir lo mayormente posible con ese pedido de la Reina del Cielo y de la tierra.

     Por eso, los invitamos a participar del PRIMER ROSARIO NACIONAL EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO, este día sábado 4 de julio

     El Ecuador y el mundo se encuentran en un momento decisivo de optar por o contra Cristo.

     La intención es que la mayor cantidad de cuidades del país se unan al rezo del rosario para pedir a la Santísima Virgen del Buen Suceso, por las siguientes peticiones:

     1.- Por la situación real creada por el virus Covid-19.

     2.- Por la conversión del mundo, y el cese de las ofensas al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado de María.

     3.- Para que no sean aprobadas leyes anticristianas que favorecen el crimen del aborto, la perversa ideología de género, y el aniquilamiento de la familia. 

     4.- Por el inmediato cumplimiento de las Profecías anunciadas por la Santísima Virgen en Quito, Fátima, La Salette, Akita, etc.

     Cada uno rezará el rosario en la hora que le resulte más fácil. Y entre decena y decena deberá recitar la jaculatoria: Nuestra Señora del Buen Suceso, ruega por nosotros.

     Con su ayuda podemos lograr que una inmensa cantidad de católicos ecuatorianos recurran, quizás por primera vez, a María Santísima del Buen Suceso, y a partir de esto, la invoquen siempre, en todos los momentos de sus vidas.

     Con el rezo del Rosario en este primer sábado de mes, cumpliremos el pedido que la Santísima Virgen hizo a los tres pastorcitos y que hoy ha quedado prácticamente olvidado.

     Nuestro llamado a los grupos de oración, a los grupos parroquiales, a los grupos de catequesis, a los católicos en general, para que se unan y difundan este mensaje en su respectivas parroquias, ciudades, provincias, etc.

     En la sección COMENTARIOS (en la parte inferior) indíquenos por favor la ciudad y la hora desde donde Usted y/o sus contactos rezarán el Rosario este sábado 4 de julio en honor de Nuestra Señora del Buen Suceso. De no tener cuenta en Google puede hacerlo cómo Anónimo o escribirnos al whatsapp 0980457637. Su información ES MUY VALIOSA. 


     "Muy feliz será esta República el día en que se me venere en toda su extensión, bajo la tierna advocación del Buen Suceso"(Revelación de la Santísima Virgen a la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres).

Todos podemos ayudar a que muy pronto llegue ese momento extraordinario.

Ave María Purísima 
Sin pecado concebida. 



Eran tiempos de la Colonia

     Don Francisco del Castillo estaba atónito.  Había ido al Monasterio a darle el último retoque a la imagen que había esculpido pero no sólo la encontró terminada, sino transformada hasta en los labrados.

     "¡Madres! Esta imagen no es obra mía, sino angelical", exclamó en medio de un temor reverencial.

     La Madre Mariana de Jesús Torres y las demás monjas sabían que esto era verdad. La imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso, que el hábil escultor había iniciado, había sido milagrosamente terminada por los Ángeles.

     No era la primera vez que la Madre Mariana de Jesús Torres y Berriochoa, una de las siete fundadoras españolas del Monasterio Real de la Limpia e Inmaculada Concepción, en Quito, se encontraba con un hecho de tal naturaleza.

     Desde los 13 años, su vida estuvo marcada por un contínuo contacto con lo sobrenatural.

     Las apariciones de Nuestro Señor, de su Santísima Madre, de los Santos e incluso de los demonios, le eran frecuentes. A esta hija de Santa Beatriz Silva le fue anunciado el futuro como a pocos. Y las revelaciones que tuvo, especialmente las relacionadas con nuestros días, son impresionantes, por su precisión, su riqueza en detalles y la similitud con el Mensaje de Nuestra Señora de Fátima.


"Soy María del Buen Suceso, la Reina del Cielo y de la Tierra"

     Fue el 2 de febrero de 1594 cuando la Santísima Virgen se apareció por primera vez a la entonces Abadesa de las monjas Conceptas en la ciudad de Quito. Por tal razón, el día 2 de febrero, se celebra la fiesta litúrgica de esa admirable advocación mariana.

     La Madre Mariana, con la frente en el piso, en medio de lágrimas y suspiros, suplicaba a la Divina Majestad que remediase los muchos males que afligían a esa colonia y a su Monasterio.

     Luego de escuchar una voz celestial que la llamaba por su nombre, vio delante suyo a una Señora que brillaba en medio de una inmensa luz. Llevaba a un hermosísimo Niño en su brazo izquierdo y un báculo de oro en su mano derecha.

     Era la Madre de Dios, que con una voz suave y maternal le dijo:

     - "Soy María del Buen Suceso, la Reina del Cielo y de la Tierra. Tus oraciones, lágrimas y penitencias son muy agradables para nuestro Padre Celestial. Quiero que fortalezcas tu corazón y que el sufrimiento no te abrume. Tu vida será larga para la gloria de Dios y de tu Madre, quien te habla. 

     - "Mi Hijo Santísimo te regala con el dolor en todas sus formas.  Y  para infundirte el valor que necesitas, tómalo de mis brazos".

     Cuando la Madre Mariana tomó al Niño Jesús en sus brazos, sintió un deseo más intenso de sufrir y de consumirse como víctima para aplacar la Justicia Divina, si fuese posible, hasta el fin del mundo. En la siguiente aparición, el 16 de enero de 1599, Nuestra Señora le ordenó lo siguiente: 

     "Es la voluntad de mi Santísimo Hijo que mandes a hacer una imagen mía tal como me ves, y la coloques en el sillón de la Abadesa para que desde desde allí pueda gobernar mi Monasterio. Que los mortales entiendan que soy poderosa para aplacar la Justicia Divina y alcanzar piedad y perdón para toda alma pecadora que a mí acuda con un corazón contrito. Porque soy la Madre de la Misericordia, y en mí sólo hay bondad y amor".

     Después de algunas dudas, fruto del orden que gobernaba su espíritu, la Madre Mariana finalmente se entrevistó con el escultor el 5 de febrero de 1610.

     Don Francisco del Castillo, español de noble linaje, vivió santamente en Quito con su esposa y sus tres hijos. Recibió el encargo de elaborar la imagen como una gracia del Cielo, comenzó los trabajos en septiembre de 1610, y el 9 de enero de 1611, consideró que la imagen estaba prácticamente lista.

     Faltaban los últimos retoques, y saldría a buscar las mejores pinturas existentes en la Colonia. Regresaría el día 16 para terminar el trabajo.


Elaboración milagrosa de la Imagen

     En la oración de la Comunidad, en la tarde del día 15 de enero, Dios le ofreció a la Madre Mariana que al día siguiente, le sería dado contemplar sus misericordias para el Monasterio y para el pueblo en general, pidiéndole prepararse con penitencias y oraciones para recibir esas gracias.

     En la madrugada del 16 de enero de 1611, los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael se colocaron delante del trono de la Reina de los Cielos.

     San Miguel, saludándola sumisamente, le dijo:

     - "María Santísima, Hija del Dios Padre".

     San Gabriel acrecentó:

     - "María Santísima, Madre del Dios Hijo".

     Y San  Rafael concluyó:

     - "María Santísima, Esposa Purísima del Espíritu Santo".

     Luego llamaron a toda la milícia celestial y cantaron todos juntos: "María Santísima, Templo Sagrado de la Santísima Trinidad".

     En eso apareció San Francisco de Asís, acompañado de los tres Arcángeles, seguidos de la milícia celestial. Se acercaron a la Imagen semi acabada y en un instante, la rehicieron.

     Entretanto, la Imagen estaba totalmente iluminada como si estuviese en medio del sol. La Santísima Trinidad miraba complacida y los ángeles cantaban el himno "Salve Sancta Parens". —Ave Santa Progenitora—.

     La Reina de los Ángeles, en medio de todas esas alegrías, se acercó a la Imagen y entró en ella, a manera de rayos de sol que se reflejan en hermosos cristales. En ese momento la Imagen quedó resplandeciente, como si tomase vida y cantó con celestial armonía el "Magnificat"! Esto sucedió a las tres de la madrugada.

     En las primeras horas de ese día, cuando las hermanas fueron al coro para rezar el Oficio, encontraron todo iluminado por una luz sobrenatural. La Imagen estaba resplandeciente y aun se escuchaban ecos de cantos celestiales.

     Don Francisco del Castillo no se limitó a decir que la Imagen no era obra de sus manos sino de los Ángeles. También, redactó un documento repitiendo esta declaración bajo juramento, y reconociendo que la había encontrado terminada de manera diferente a como la había dejado. Entregó el testimonio a las religiosas para perpetuar la prueba del milagro.

VIDEO: 

LA ELABORACIÓN MILAGROSA DE LA IMAGEN 

DE NUESTRA SEÑORA 

DEL BUEN SUCESO

Nuestra Señora del Buen Suceso profetiza sobre el siglo XX

     La Madre Mariana le contó personalmente al Obispo de Quito los detalles de lo sucedido. Y agregó algo que nos dice mucho: lo que sucedió con la Imagen, así como la historia de su vida, solo se revelaría en el siglo XX, debido a la "gran decadencia de la fe", y a la trascendencia que en ese entonces tendría la advocación de Nuestra Señora del Buen Suceso.

     -- "Es voluntad de Dios reservar esta advocación y la historia de tu vida", le dijo Nuestra Señora en otra ocasión, "para aquel siglo, en el que la corrupción de las costumbres será casi general y la luz preciosa de la fe esté casi extinguida".

     Y en la aparición del 8 de diciembre de 1634, la Reina del Cielo y la Tierra profetizó: "El culto a mí, por medio de la consoladora advocación del Buen Suceso... será la sustentación y la salvaguardia de la fe en medio de la casi total corrupción del siglo XX".