Iniciativa Apostólica
El Inmaculado Corazón de María triunfará

 





     Dice en el Libro del Profeta Jeremías:

     Así habla Yavé, el Dios de Israel, contra los pastores que pastorean a mi pueblo:

     «¡Ay de esos pastores que pierden y dispersan las ovejas de mis praderas!»

     «Ustedes han dispersado mis ovejas y las han echado en vez de preocuparse de ellas. Pero ahora me voy a preocupar de ustedes por todo el mal que cometieron, palabra de Yavé.

     «Voy a reunir el resto de mis ovejas, llamándolas de todos los países a donde las haya dispersado. Las haré volver a sus pastos, donde se criarán y se multiplicarán.

     «Yo pondré al frente de ellas pastores que las cuiden, y nunca más temerán o serán asustadas. Ya ninguna se perderán».

     «Llega el día en que yo haré surgir un hijo de David que se portará como rey justo y prudente» (Jm 23,1-5).

     Las revelaciones bíblicas se imponen a nuestra credibilidad como artículos de fe. Las de índole privada, no se imponen a nuestra fe, sin embargo, no son inútiles o superfluas. Ellas tienen en los designios de Dios, una finalidad digna de Su sabiduría y de Su poder. Las revelaciones privadas, declaradas por la Iglesia como auténticas, se justifican de modo suficiente por el hecho de Dios ser absoluto Señor y Juez de las vías por las cuales Él desea conducir a las almas hacia la verdad y atraerlas a Sí mismo, y testimoniar la veracidad de la religión revelada, esto es, la de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

     El 11 de noviembre de 1984, el cardenal Joseph Ratzinger, en ese entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, concedió una entrevista a una publicación de las Hermanas Paulinas, la revista Jesús. En dicha entrevista, publicada en italiano bajo el título ¿Por qué está en crisis la fe?, el cardenal alemán, refiriéndose al Tercer Secreto de Fátima, mencionó que lo contenido en dicho secreto, y en otras apariciones marianas aprobadas por la Iglesia como auténticas, "corresponde a lo que ha sido anunciado en la Escritura".

     Considerando las palabras de Mons. Ratzinger — elegido como el Papa Benedicto XVI en 2005—, las Revelaciones de Nuestra Señora del Buen Suceso, declaradas como auténticas por la autoridad eclesiástica, se compaginan perfectamente con las de Jeremías, confirmando, se podría afirmar, lo anunciado por el profeta, pues la Santísima Virgen habló de una profunda crisis espiritual, marcada por la diseminación de las herejías, así como por la corrupción del clero y por una enorme apostasía en la Iglesia. 


Captura de pantalla de la Revista Jesús,
con trechos de la entrevista hecha en 1984 al Cardenal Joseph Ratzinger



Revelaciones de hace 400 años para nuestros días

     Para un católico es forzoso relacionar la crisis religiosa y moral que sacude al mundo occidental con la decadencia verificada en las filas del clero y las órdenes religiosas.

     Jesucristo dijo que los sacerdotes son la sal de la tierra y la luz del mundo. Si esa luz deja de iluminar, irreversiblemente se abre paso a las tinieblas.

     Esto queda de manifiesto en las Revelaciones de la Santísima Virgen del Buen Suceso a la religiosa concepcionista española, Venerable Madre Mariana de Jesús Torres y Berriochoa, en Quito, al final del siglo XVI e inicios del XVII y que mencionan las catástrofes espirituales y materiales que en el mundo sobrevendrían durante el siglo XX. 

     A respecto de la crisis espiritual, detallamos a continuación, en orden casi cronológico, lo que Nuestra Señora del Buen Suceso advirtió hace más de cuatro siglos:

• Ataque furibundo contra el sacramento sacerdotal

     En su cuarta Aparición, el 21 de enero de 1610, la Santísima Virgen le comunicó a la Madre Mariana que: 

     "El sacramento del orden sacerdotal será ridiculizado, oprimido y despreciado. El demonio perseguirá a los ministros del Señor de muchas formas y trabajará con cruel y sutil astucia para desviarlos de la vocación, corrompiendo a muchos de ellos".

• "Callará quien debía hablar"

     A esto la Madre de Dios agregó:

     "Casi no se encontrará inocencia en los niños ni pudor en las mujeres, y en esta suprema necesidad de la Iglesia, callará aquél a quien le competía hablar a tiempo".

     Esta grave omisión es repetida por Nuestra Señora en la siguiente aparición, el 2 de febrero de 1610:

     "Campearán los vicios de impureza, la blasfemia y el sacrilegio en aquel tiempo de depravada desolación, callando quien debería hablar".

• Sobre las inobservancias religiosas en los Conventos

     En otra de sus Apariciones, la Virgen Santísima advierte:

     "Tiemblen en todos los tiempos, las almas religiosas que trabajen en contra de la observación y de la perfección de sus respectivas reglas".

• Los que deberían defender los derechos de la Iglesia, darán la mano a sus enemigos

     Y más adelante hace a su hija dilecta esta terrible declaración:

     "Tiempos funestos sobrevendrán, en los cuales... aquellos que deberían defender en justicia los derechos de la Iglesia, sin temor servil ni respeto humano, darán la mano a los enemigos de la Iglesia para hacer lo que éstos quieran".

     "¡Ay del error del sabio, del que gobierna la Iglesia, el Pastor del rebaño que Mi Santísimo Hijo confió a su cuidado!"

     Luego agregó, refiriéndose al papel de las malas autoridades religiosas en dicha crisis:

     "Pero cuando aparezcan triunfantes y cuando la autoridad abuse de su poder, cometiendo injusticias y oprimiendo a los débiles, próxima será su caída. ¡Caerán al suelo, desplomados!"

• Por servirle a medias, renegará Dios de muchas almas

     En el inicio de la aparición del 2 de febrero de 1634, el Niño Jesús, a quien Su Santísima Madre acababa de entregarlo en brazos de la Madre Mariana como preparación para su partida al Cielo, le reveló a ésta lo siguiente, a respecto de las muchas almas religiosas y sacerdotales que "quieren servirme a medias, conservando sus caprichos y genios, satisfaciendo en todo, sus voluntades y tomando libertades incompatibles con su estado y profesión. Yo no las tolero; nada por la mitad me agrada. Yo las abandono y dejo que sigan todos los deseos de su corazón pervertido para desconocerlas delante de mi Padre Celestial. ¡Ay de aquéllos y de aquéllas!"

• La luz del Santísimo se apagó...

     Poco después, en la misma Aparición, la luz del tabernáculo se apagó. Nuestra Señora del Buen Suceso indicó entonces que eran varios los motivos por lo que aquello sucedió. Uno de ellos, fue precisamente la crisis en el clero:

     "Los sacerdotes se descuidarán de su sagrado deber; perdiendo la Brújula Divina, se desviarán del camino trazado por Dios.

     "Y como esta Iglesia padecerá en esa ocasión la noche oscura de la falta de un Prelado y Padre, que vele con amor paterno, con suavidad, fortaleza, tino y prudencia, muchos sacerdotes perderán su espíritu, poniendo en gran peligro sus almas".


Camilo Torres, el sacerdote colombiano
que en nombre de la Teología de la Liberación,
se hizo guerrillero del ELN.
Ya se escuchan voces que piden su beatificación.


• La virtud en el clero apagada por la indiferencia

     El 2 de noviembre de 1634, dos meses y medio antes de su fallecimiento, la Madre Mariana pedía al Corazón de Jesús desde muy temprano por las almas del purgatorio, entonces Nuestro Señor le reveló el futuro estado de alma de muchos sacerdotes, seculares y religiosas en el siglo XX, así como de almas religiosas destinadas a la vida conventual: 

     "Tiempos habrá en que la práctica de las virtudes se encontrará apenas en contadas almas, la santidad será una rareza, y los sacerdotes y religiosas caerán en una fatal indiferencia, cuyo hielo apagará el fuego del amor divino".

• Muchas naciones serán castigadas por los pecados de sacerdotes y religiosos

     "Sabe aún que la Justicia Divina acostumbra descargar castigos terribles sobre naciones enteras, no tanto por los pecados del pueblo, cuanto por los de los sacerdotes y religiosos, porque estos últimos son llamados, por la perfección de su estado, a ser la sal de la Tierra, los maestros de la verdad y los pararrayos de la Ira Divina.

     "Desviándose de su sublime misión, se degradan de tal modo que, ante los ojos de Dios, son los que aceleran el rigor de los castigos. Porque apartándose de Mí, pasan a llevar una vida superficial, manteniendo conmigo ese distanciamiento indigno de mis ministros, con frialdad y desconfianza como si fuera Yo un extraño para ellos.

     "¡Ay! Si supieran y se convencieran de cuanto los amo, y que deseo que se recojan en lo más íntimo de sus almas; ahí, sin duda alguna me encontrarían para vivir necesariamente de la vida de amor, y de luz y de continua unión, para la cual no fueron apenas llamados, ¡sino escogidos!"

     Pero, si bien el mensaje de Nuestra Señora del Buen Suceso, al igual que el de Nuestra Señora de Fátima, habla de un gran castigo, que incluiría la actual crisis espiritual sin precedentes en la historia, también ofrece la gran esperanza de una restauración de la Santa Iglesia.

     Nuestra Señora del Buen Suceso también predijo que en el momento en que la situación pareciera perdida, Ella intervendría y salvaría a la Iglesia Católica de la crisis y la devolvería a su esplendor apropiado. En este tiempo feliz, después de una severa purga y limpieza en todas las órdenes religiosas, habrá un renacimiento de las vocaciones, un retorno a la práctica de las reglas originales y una Iglesia floreciente y saludable.

     Después de referirse a la prevaricación en las filas eclesiásticas, Nuestra Señora afirma, también el 2 de febrero de 1634:

     "Ora con instancia, clama sin cansarte y llora con lágrimas amargas en el secreto de tu corazón, pidiendo a nuestro Padre Celestial, que por el amor al Corazón Eucarístico de mi Hijo Santísimo ponga cuanto antes fin a tan aciagos tiempos, enviando a esta Iglesia el Prelado que deberá restaurar el espíritu de sus sacerdotes.

     "A ese hijo mío muy querido lo dotaremos de una capacidad rara, de humildad de corazón, de docilidad a las divinas inspiraciones, de fortaleza para defender los derechos de la Iglesia y de un corazón tierno y compasivo. En su mano será puesta la balanza del Santuario, para que todo se haga con peso y medida, y Dios sea glorificado".

     "Para que esto no suceda, el demonio y sus secuaces incitarán todos los vicios”, provocando así “toda clase de castigos, entre ellos la peste, el hambre, la pendencia entre propios y ajenos, la apostasía, perdiendo a un número considerable de almas... Habrá una guerra formidable y espantosa... Esa noche será horrorosísima, porque al parecer humano será triunfante la maldad. 

     "Entonces, concluye la Reina del Cielo, es llegada mi hora en la que Yo, de una manera asombrosa destronaré al soberbio y maldito Satanás, poniéndole bajo mi planta y encadenándole en el abismo infernal, dejando por fin libres a la Iglesia y la Patria de su cruel tiranía".

     ¿Quién será aquel Prelado santo? Ya antes, en la aparición de 1599, Nuestra Señora se había referido a él como, probablemente, un obispo de Quito:

     "Llegados los tiempos de oro para éste mi monasterio, será feliz y premiado de Dios aquel Prelado, hijo mío tan querido, el cual, conociendo con luz divina la necesidad de la sujeción inmediata a los [Frailes] Menores [o sea, a los franciscanos] para la santificación y perfección de las hijas de mi Inmaculada Concepción, pedirá al Vicario de mi Hijo en la Tierra que los Menores gobiernen este monasterio... Este día vendrá cuando la corrupción de las costumbres en el mundo parezca haber llegado al ápice...".

     En otra aparición la Santísima Virgen también habla del triunfo de la Iglesia, y menciona a un hijo escogido. Aquí no se refiere expresamente a un prelado, pero tampoco dice si es la misma persona. Lo cierto es que éste surgirá cuando el mal parezca triunfante y "la autoridad" haya prevaricado:

     "Pero cuando parezcan triunfantes y cuando la autoridad abuse de su poder cometiendo injusticias y oprimiendo a los débiles, próxima está su derrota, ¡caerán por tierra desplomados!

     "Y la Iglesia, cual tierna niña, resurgirá alegre y triunfante, y adormecerá blandamente, mecida en manos de hábil corazón maternal del elegido hijo mío, muy querido, de aquellos tiempos. Lo haremos grande en la Tierra y mucho más en el Cielo, donde le tenemos reservado un asiento muy precioso. Porque, sin temor de los hombres, combatió por la verdad y defendió impertérrito los derechos de su Iglesia, por el que bien le podrán llamar mártir.  

     Las profecías de Nuestra Señora del Buen Suceso parecen transmitir a través de los siglos el espíritu de la religión y la piedad de los días pasados y que el progresismo católico se esforzó en casi extinguir.

     Las palabras de la Reina del Cielo nos invitan a ver el mundo con los ojos de la fe, a comprender la importancia de discernir lo sobrenatural en las cosas que suceden en nuestra vida cotidiana.

     Sus maternales avisos destacan también muchas verdades religiosas importantes que el progresismo minimiza u oculta hoy: la importancia del tiempo que se nos ha dado en esta vida para ganar el Cielo, la cuenta estricta que cada uno hará por su vida, su juicio, la importancia no solo de practicar las virtudes sino también de no permitir la menor concesión al mal o la relajación de las buenas costumbres y prácticas religiosas.

     Pero, sobre todo, sus Revelaciones nos invitan a acompañar, llenos de inmenso de dolor y compunción, a la Santa Iglesia en su Vía Crucis, en medio de la terrible crisis que la embarga, crisis que amenaza con destruirla, de no existir la promesa divina de Nuestra Señor Jesucristo, de que las fuerzas del infierno jamás prevalecerán contra Ella.

     Las Revelaciones de Nuestra Señora del Buen Suceso no solo deben leerse, sino especialmente, meditarse.



Notas.-

IMPORTANTE ACLARACIÓN:

El presente artículo, no tiene en lo absoluto la intención de condenar ni juzgar a nadie.

1. Fue elaborado con datos extraídos de la obra Vida Admirable de la Rvda. Madre Mariana de Jesús Torres, escrita alrededor de 1790 por Fray Manuel de Sousa Pereira O.F.M. 

2. También fueron consultadas las Revistas Catolicismo, de Brasil, y Tesoros de la Fe, de Perú.

4 Comentarios:

  1. Si, es una dramática situación.

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  2. Qué tristeza Madre Santísima

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  3. Buenas tardes Juan. Asi es supliquemos sin cesar por el triunfo del Inmaculado Corazon para que asi nuestra danta iglesia sea restaurada en su esplendor.

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  4. Cada vez que leo algo de Nuestra Señora no dejo de sorprenderme. Ella tan buena nos lo viene diciendo en cada advocación, tan claro y es ahora que lo dimensiónanos. Rezar para que ya se acorte este tiempo en que llegue su reino.

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