El cardenal Gerhard Müller denunció que con el Sínodo, «la Iglesia se enfrenta a una toma hostil». El difunto cardenal George Pell calificó al documento sinodal de «pesadilla tóxica». Ahora, el cardenal Raymond Burke ha escrito el prólogo de un nuevo libro que denuncia que el Sínodo de la Sinodalidad es una «caja de Pandora» que amenaza con desatar graves daños en el Cuerpo Místico de Cristo.
En el libro titulado El Proceso Sinodal, una caja de pandora. 100 preguntas y 100 respuestas, el Cardenal Burke señala que la «sinodalidad», que está destinada a redefinir el catolicismo, «no tiene historia en la doctrina de la Iglesia» y «no tiene una definición razonable».
Lamentando «el daño evidente y grave» que el proceso sinodal «está infligiendo al Cuerpo Místico de Cristo«, Burke advierte a los católicos que el modelo sinodal, que ya está sembrando confusión, error y cisma en Alemania, se replicará en la Iglesia universal.
En su prólogo, el ex prefecto de la Signatura Apostólica, escribe:
«Se nos dice que la Iglesia que profesamos, en comunión con nuestros antepasados en la fe desde el tiempo de los Apóstoles, ser Una, Santa, Católica y Apostólica, ahora debe ser definida por la sinodalidad, un término que no tiene historia en la doctrina de la Iglesia y para el que no existe una definición razonable.
«La sinodalidad y su adjetivo, sinodal, se han convertido en eslóganes tras los que se esconde una revolución para cambiar radicalmente la autocomprensión de la Iglesia, de acuerdo con una ideología contemporánea que niega mucho de lo que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado. No se trata de una cuestión puramente teórica, pues la ideología ya se ha puesto en práctica, desde hace algunos años, en la Iglesia en Alemania, difundiendo ampliamente la confusión y el error y su fruto, la división -incluso el cisma-, con grave perjuicio para muchas almas. Con el inminente Sínodo sobre la sinodalidad, es de temer, con razón, que la misma confusión, el mismo error y la misma división lleguen a la Iglesia universal. De hecho, ya ha comenzado a suceder a través de la preparación del Sínodo a nivel local».
El Papa Francisco y el Cardenal Burke en el Vaticano |
Anunciado por el Papa Francisco en 2021, el Sínodo sobre la Sinodalidad se está celebrando en tres fases: local, continental y universal. En octubre comenzará la etapa universal con la decimosexta Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que reunirá a 300 obispos y laicos en el Vaticano. En 2024 se celebrará una segunda asamblea. A principios de este año, el papa Francisco dio un paso sin precedentes al conceder el mismo derecho de voto a los miembros episcopales y no episcopales.
Citando al pensador católico Plinio Corrêa de Oliveira, los autores del libro, José Antonio Ureta y Julio Loredo de Izcue, explican cómo la sinodalidad se está utilizando como una palabra «talismánica» que «es susceptible de ser radicalizada y abusada con fines propagandísticos» dado su significado «elástico».
Ureta y Loredo advierten que el proyecto sinodal es un proceso «revolucionario» que «retoma viejas herejías condenadas repetidamente por el Magisterio» y está en «peligro inminente de construir una Iglesia nueva, diferente a la Iglesia católica tal como ha existido siempre».
"Para un observador diligente, este panorama adquiere tonos apocalípticos. Se está gestando una maniobra para demoler a la Santa Madre Iglesia borrando los elementos básicos de su constitución orgánica y doctrinal, volviéndola irreconocible", enfatizan los autores.
Escrito en forma de un catecismo de 100 preguntas y respuestas, los autores explican cómo los cambios propuestos son «tan radicales que los documentos sinodales hablan de ‘conversión’, como si la Iglesia hubiera estado en el camino equivocado y necesita un doblar en "U"»
Sobre el pecado mortal de la sodomía, Ureta y Loredo señalan que algunos padres sinodales están «buscando escapatorias para legitimar canónicamente las uniones entre personas del mismo sexo» y «les abren todos los sacramentos, incluso el matrimonio».
«Casi todos los documentos finales de las etapas continentales del camino sinodal (Continental Syntheses) mencionan explícitamente la necesidad de incluir a las personas LGBT» y «mencionan explícitamente que se tuvo especial cuidado en consultar a las ‘minorías marginadas'», observan los autores.
El cardenal Jean-Claude Hollerich, relator general del sínodo «ha declarado que la doctrina de la Iglesia sobre las relaciones homosexuales es ‘falsa’ y, por lo tanto, debe cambiarse porque ‘el fundamento sociológico-científico de tal enseñanza ya no es correcto'».
Además, algunos obispos franceses han pedido al Papa Francisco que elimine la descripción de los actos homosexuales como «intrínsecamente desordenados» y «contrarios a la ley natural» del Catecismo de la Iglesia Católica y han creado una comisión para estudiar la reformulación de la doctrina sobre este tema.
El libro plantea el espectro del sínodo aprobando diaconisas e incluso sacerdotisas, observando cómo el mismo Papa Francisco «determinó que hasta el 25% de los participantes del sínodo serían laicos, hombres y mujeres, todos con los mismos derechos de voto que los obispos».
Incluso si el proceso sinodal aprueba solo algunas propuestas, «los cambios en la Iglesia Católica serían tales que uno podría preguntarse legítimamente si todavía se parecería a la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana fundada por Nuestro Señor Jesucristo», advierte el libro.
Entre otros cambios, el sínodo también busca terminar con el celibato obligatorio para los sacerdotes e incluir «minorías marginadas» como «divorciados vueltos a casar, padres solteros, personas que viven en un matrimonio polígamo, personas LGBTQ, etc».
Al explicar la metodología sinodal, el libro explica cómo la jerarquía «permite que crezca la tensión entre tesis y antítesis hasta que se alcanza una síntesis consensuada».
El libro demuestra el fracaso del modelo sinodal en la Iglesia de Inglaterra, citando los testimonios de dos ex obispos anglicanos, el Dr. Gavin Ashenden y el Dr. Michael Nazir-Ali, ambos conversos recientes al catolicismo.
El espíritu sinodal «se basa en antiguos errores y herejías» como la «corriente conciliarista» humanista que surgió ya en el siglo XV y que «buscó reducir el poder jerárquico del Papa en favor de una asamblea conciliar», explica el libro.
En tal escenario, el Papa, reducido a un primus inter pares (primero entre iguales), estaría obligado a someterse a las decisiones del sínodo alcanzadas a través de un voto democrático y mayoritario de sus participantes.
El libro ha sido publicado en ocho idiomas, entre ellos el español |
La publicación del libro se produce en medio de un creciente rechazo hacia el Sínodo en los medios de comunicación. El 14 de agosto, el diario francés Le Figaro publicó en portada un largo y mordaz artículo del respetado periodista Jean-Marie Guénois, en el que acusaba al Vaticano de avanzar sin tener verdaderamente en cuenta la espiritualidad de los católicos franceses.
«La gente piensa que la consulta que condujo al documento preparatorio fue tendenciosa, como una maniobra para llegar a conclusiones escritas de antemano», dijo una fuente a Guénois. Según el vaticanista francés, el nuevo documento de trabajo del Sínodo, Instrumentum laboris, «ha provocado una agitación sin precedentes entre los sacerdotes moderados y un buen número de obispos. Hasta ahora acríticos, muchos están preocupados por el asalto autoritario y voluntarista de Francisco a una reforma que consideran arriesgada y confusa. Esta nueva desconfianza entre los moderados es global».
Tal agitación y desconfianza no se verán apaciguadas por una reveladora entrevista reciente concedida por uno de los nuevos miembros laicos con derecho a voto elegidos por el Papa Francisco para el Sínodo de octubre: La laica suiza Helena Jeppesen-Spuhler, que en junio presentó el documento de trabajo en el Vaticano. Ella admitió abiertamente que está «a favor de la ordenación de mujeres», que cree que «la cuestión LGBTQIA+ debe tomarse muy en serio» y que «¡es nuestra última oportunidad!».
Según relata Diane Montagna para el Catholic Herald, los organizadores del sínodo han insistido en que no existe una agenda oculta, pero la realidad de esa agenda está empezando a salir de esta Caja de Pandora, junto con tantas otras cosas que el Cardenal Burke y muchos otros temen que causarán un gran daño a la Iglesia y a las almas que está encargada de salvar.
El mito de Pandora tiene su origen en los escritos del poeta griego Hesíodo. Antes de dejar a Pandora en la tierra, el dios griego Zeus le entregó una hermosa caja y le dijo:
«Este es mi regalo especial para ti. Nunca lo abras».
Sin embargo, la curiosidad de Pandora se apoderó de ella, y abrió el cofre, del cual volaron problemas y aflicciones (tristeza, enfermedad, vicio, violencia, codicia, locura, vejez, muerte) para plagar a la humanidad para siempre.
Para descargar el libro El Proceso Sinodal, una caja de pandora. 100 preguntas y 100 respuestas ponemos a su disposición los links en español e inglés:
https://tradicionyaccion.net/pandora.pdf
https://www.tfp.org/the-synodal-process-is-a-pandoras-box/
Fuente:
El presente artículo fue elaborado en base a otros dos extraídos de Infocatolica y de Agencia Católica de Noticias
Dios ponga su mano poderosa y proteja a su iglesia y a todos sus fieles de toda maldad
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