Con tantos medios de comunicación hoy existentes, sin duda el lector se ha enterado de que en Chile, en los
dos últimos meses, varias iglesias han sido atacadas sacrílegamente, incluyendo, en muchos casos, los sagrarios que abrigan al Santísimo Sacramento y las imágenes religiosas que adornan los altares. Profanaciones semejantes, en tiempos recientes, han
sucedido también en Ecuador, Argentina y en algunos otros países de las Américas y el mundo. Quizás Ud. se ha enterado también, por los mismos medios, de alguna obra de teatro o película blasfema que ultraja a Nuestro Señor Jesucristo o a la Santísima Virgen.
Al igual que Ud., lector, innumerables personas se han enterado en los últimos años de noticias similares, que aquí y allí, como una lluvia inmunda, no paran de salpicar.
Terrorismo de blasfemias: instrumento de la revolución cultural para el cambio de mentalidades
La teología católica enseña que Nuestro Señor Jesucristo no sufrió en su Pasión únicamente por los ultrajes morales y físicos perpetrados por sus verdugos; padeció también con la previsión de todos los pecados que se cometerían hasta la consumación
de los siglos. Entre esos pecados y afrentas, ocupó ciertamente un lugar destacado —¡con qué dolor lo decimos!— la inundación de blasfemias y sacrilegios que el actual estado religioso y psicológico-moral del mundo viene, a un mismo tiempo, generando y tolerando.
VIDEO: ATACAN IGLESIA LA VERACRUZ
Sí. Nos encontramos ante una ofensiva articulada de blasfemias y sacrilegios. Sucesos como estos hubieran provocado, hace algún tiempo, grandes actos de reparación a los que concurrirían incontables católicos. Hoy, en cambio… ¡predomina la indiferencia!
¿Qué pretenden los promotores de esta campaña siniestra?
Ante todo, ofender gravemente a Dios, sin escatimar esfuerzos; esto sería ya motivo suficiente para que los católicos se movilizaran e impidieran los ultrajes a Dios, en un acto de defensa de su Gloria.
En realidad, se trata de una inmensa estrategia revolucionaria que tiene por objeto ahogar y extinguir los trazos más profundos y auténticos de la mentalidad de los católicos, y que, pese a su gravedad, no despierta reacciones proporcionales en muchos
de ellos.
En este sentido, es significativa la advertencia hecha en el siglo pasado por el cardenal español Marcelo González Martín, arzobispo de Toledo, contra la contemporización con el fenómeno: "No podemos vivir ignorando que fuerzas muy poderosas intentan
descristianizar la vida de la familia y de la sociedad. (...) Quieren reducir a la esclavitud de unos programas partidistas, los anhelos más nobles de la condición humana" (El Alcázar, 20-12-1983).
La revolución anticristiana lleva adelante su siniestro plan, como referimos arriba, con ataques a iglesias, por un lado; ataques que muchas veces incluyen incendios, destrucción de imágenes, violación de sagrarios, o práctica de rituales anticristianos
e, incluso, ceremonias satánicas; y, por otro lado, revistiéndose de ropajes culturales, incubándose en el arte, haciéndose presente en los ambientes de la vida cotidiana como si de algo natural se tratara, y teniendo como telón de fondo la sistemática relativización
moral en las leyes que rigen la vida de los pueblos.
No tienen menos culpa las pantallas grande y chica. Ninguna ha parado nunca de introducir, en el seno mismo de la vida familiar, el fermento progresivo de la descristianización y de la inmoralidad más aberrante, por medio de películas y programas
que, con demasiada frecuencia, no conocen límites en lo soez ni en lo impúdico, ultrajando a Dios, a la Virgen, a los santos, a la Iglesia.
La repetición en cadena de blasfemias descaradas actúa a manera de instrumento quirúrgico vicario aplicado progresivamente a mayores profundidades psicológicas de un número incontable de personas; las noticias reiteradas anuncian que la agresión alevosa
e impune contra lo que hay de más santo se va imponiendo como un hecho que deprime, que aturde, que habitúa, y que prepara el ánimo para tolerar atentados más osados y radicales en el futuro. Es esa precisamente la intención: introducir la blasfemia como ingrediente
cultural normal de la vida cotidiana.
Nuestra Señora del Buen Suceso anunció la siniestra ofensiva de las blasfemias
Hace 400 años, en sus apariciones a la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres, en el Convento de la Inmaculada Concepción de Quito, la Santísima Virgen del Buen Suceso se refirió, en la práctica, a los hechos del proceso revolucionario descrito por
el Dr. Plínio Corrêa de Oliveira en su célebre ensayo Revolución y Contra-Revolución.
Las profecías de la Virgen detallan la corrupción moral del siglo XX, que no ha hecho otra cosa que ir en aumento en el presente siglo. A propósito de las blasfemias, María Santísima dijo lo siguiente:
“Campearán los vicios de impureza, la blasfemia y el sacrilegio, en aquel tiempo de depravada desolación, callando quien debería hablar”.
En Brasil, con ocasión de la Navidad, película blasfema e injuriosa contra Nuestro Señor Jesucristo
En 2000 años de cristianismo, nunca las ofensas públicas contra Nuestro Señor Jesucristo fueron tan comunes.
¡Ni nunca hubo tanta indiferencia con la honra de Dios!
La lista de agravios contra lo sagrado es interminable. Para muestra, un botón:
Aprovechando la celebración de la Navidad 2019, la plataforma brasileña de la empresa audiovisual estadounidense Netflix escogió la blasfemia como “especial de fin de año”.
En la película La Primera Tentación de Cristo, Nuestro Señor, el Hijo de Dios, es presentado como homosexual que prefiere divertirse en vez de salvar al mundo. Además, la Santísima Virgen hace el papel de una prostituta que coquetea con Dios Padre, y los Apóstoles, son unos borrachos (hispanidad.com).
Con eso como fondo de cuadro, José y María preparan una fiesta sorpresa por el cumpleaños de su hijo Jesús, que llega acompañado de su enamorado Orlando. (…) Pero, además del cumpleañero, el invitado especial y más esperado es Dios, que tiene una
misión para su hijo: difundir su palabra por el mundo. Esta labor no agrada a Cristo, que se siente más inclinado a los quehaceres humanos, y prefiere cosas banales como malabarismos, bisutería y saraos de poesía.
Profecías para nuestros tiempos
Prestemos atención a las revelaciones de María Santísima del Buen Suceso, pues nos servirán de antorchas para iluminar la noche oscura que estamos viviendo. Que nos sirvan para reflexionar, para arrepentirnos, para enmendar nuestra vida, para precavernos
del pecado; en una palabra, para volver al redil de Dios, llevados de la mano de su Santísima Madre.
DÍGALE NO A NETFLIX, QUE SE BURLA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN ESTA NAVIDAD
En los siguientes links, Ud. y los suyos pueden firmar y protestar enérgicamente contra la plataforma Netflix y exigirle la retirada de esa película blasfema.
No es correctos que se hagan este tipo película en las que de ofenda a Dios, y solicitó se anulen este tipo de películas que ofendan A mí Dios
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