El lugar donde comienza la historia y donde se originó la hermosa devoción de Nuestra Señora del Buen Suceso es un lugar reconocido: el Real Convento de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora de Quito. Este fue el primer convento de religiosas de la ciudad, fundado el 13 de enero de 1577, según las crónicas de Rodríguez Docampo.
El historiador Montesinos incluye en sus "anales" la historia de la fundación de este Convento. Entre otras cosas, escribió:
"Las monjas fundadoras fueron María Taboada, que más tarde se llamó María de Jesús; Catalina Rodríguez, más tarde, Catalina de la Concepción; Francisca Xaramillo, más tarde Lucía de la Concepción; María Rodríguez, luego María de la Encarnación. Estas mujeres profesaron ante el Padre Juan lzquierdo, Vicecomisionado General de la Provincia de Quito, el 25 de enero de 1575. Con ellas vinieron Juana de Castañeda y Magdalena de Valenzuela, Juliana de Arce, Mariana de Torres y Leonor Tamay, que todavía estaban demasiado jóvenes para hacer sus votos finales, pero que luego profesaron al alcanzar la edad requerida para el noviciado". (1)
El Convento fue fundado en la fecha indicada por Docampo en el "Libro de la Fundación", guardado en los archivos del Convento Concepción de Quito. En el mismo se lee lo siguiente:
"Este Real Convento de Hermanas de la Concepción de Quito fue fundado el 13 de enero del año 1577, siendo su fundadora y primera abadesa María de Jesús y Taboada. Venía de la casa noble de Solariego de Galicia, pero era más admirada y famosa por su gran virtud que por su nobleza".
Algunas de las damas que vinieron de España para fundar el convento no tenían la edad suficiente para profesar sus votos. Entre ellas estaba la sobrina de la fundadora, que todavía era una niña cuando se llevó a cabo la fundación. Sin embargo, con el tiempo se convirtió en la figura de mayor destaque del Real Convento. Nació en Vizcaya y se llamaba Mariana de Torres y Berriochoa. Permítanme contarles algunas cosas sobre ella:(2)
El historiador Montesinos incluye en sus "anales" la historia de la fundación de este Convento. Entre otras cosas, escribió:
"Las monjas fundadoras fueron María Taboada, que más tarde se llamó María de Jesús; Catalina Rodríguez, más tarde, Catalina de la Concepción; Francisca Xaramillo, más tarde Lucía de la Concepción; María Rodríguez, luego María de la Encarnación. Estas mujeres profesaron ante el Padre Juan lzquierdo, Vicecomisionado General de la Provincia de Quito, el 25 de enero de 1575. Con ellas vinieron Juana de Castañeda y Magdalena de Valenzuela, Juliana de Arce, Mariana de Torres y Leonor Tamay, que todavía estaban demasiado jóvenes para hacer sus votos finales, pero que luego profesaron al alcanzar la edad requerida para el noviciado". (1)
El Convento fue fundado en la fecha indicada por Docampo en el "Libro de la Fundación", guardado en los archivos del Convento Concepción de Quito. En el mismo se lee lo siguiente:
"Este Real Convento de Hermanas de la Concepción de Quito fue fundado el 13 de enero del año 1577, siendo su fundadora y primera abadesa María de Jesús y Taboada. Venía de la casa noble de Solariego de Galicia, pero era más admirada y famosa por su gran virtud que por su nobleza".
Algunas de las damas que vinieron de España para fundar el convento no tenían la edad suficiente para profesar sus votos. Entre ellas estaba la sobrina de la fundadora, que todavía era una niña cuando se llevó a cabo la fundación. Sin embargo, con el tiempo se convirtió en la figura de mayor destaque del Real Convento. Nació en Vizcaya y se llamaba Mariana de Torres y Berriochoa. Permítanme contarles algunas cosas sobre ella:(2)
Mariana de Torres, siendo religiosa pasó a ser llamada Mariana de Jesús, tenía solo 14 años cuando profesaron sus compañeras fundadoras, por lo que no pudo hacer sus votos sino hasta finales de 1579. En el Libro de la Fundación (pág. 4), se puede leer:
"Mariana de Torres, profesa y toma el nombre de Mariana de Jesús; hizo sus votos el 21 de septiembre, el día de San Mateo, en el año 1579; ella es una de las primeras novicias. "El Libro de Profesiones dice lo mismo: "Mariana de Torres profesa y toma el nombre de Mariana de Jesús; hizo sus votos el día 21 del mes de septiembre del año 1579". (3 )
Es muy evidente que Mariana de Jesús fue un verdadero pilar del convento debido a la gran virtud que alcanzó y a los títulos que tenía. Registro aquí sólo la cantidad de veces que fue nombrada abadesa. En el Libro de las Muertes del Convento Real está registrado “Fallecido: Mariana de Jesús, 6ª Abadesa. Fue abadesa cuatro veces, durante los períodos 1598-1601, 1610-1613, 1616-1619, 1622-1625; y continuó teniendo el título de forma honorífica, de 1625 a 1628.
Sabemos por el buen desempeño de su trabajo, según los registros de la Visita Pastoral en el año 1599, durante el primer año de gobierno de la Madre Mariana de Jesús. Fray Benito Hernández de Ortega fue el Visitante Episcopal, e hizo recomendaciones que consideró oportunas a las hermanas con palabras notables sobre la Madre Mariana. En el libro base (folio 37), registra:
"Todos estos mandatos, junto con los de visitas anteriores, dicho visitante, bajo el mando de su señoría (el Obispo), han sido tratados y comunicados. Por la presente declaro que he ordenado y ordeno que se mantengan y se ejecuten en su totalidad, y esto incluye los castigos y censuras establecidos en ellos. Y he declarado y declaro que dicha abadesa (Madre Mariana de Jesús Torres) es una religiosa de gran virtud y ejemplo en virtud del sólido gobierno que ha ejercido y ejerce en nombre de su señoría (el Obispo), y que de su parte ha estado y está muy satisfecho ..."(4)
Las virtudes de la Madre Mariana de Jesús Torres
"Mariana de Torres, profesa y toma el nombre de Mariana de Jesús; hizo sus votos el 21 de septiembre, el día de San Mateo, en el año 1579; ella es una de las primeras novicias. "El Libro de Profesiones dice lo mismo: "Mariana de Torres profesa y toma el nombre de Mariana de Jesús; hizo sus votos el día 21 del mes de septiembre del año 1579". (3 )
Es muy evidente que Mariana de Jesús fue un verdadero pilar del convento debido a la gran virtud que alcanzó y a los títulos que tenía. Registro aquí sólo la cantidad de veces que fue nombrada abadesa. En el Libro de las Muertes del Convento Real está registrado “Fallecido: Mariana de Jesús, 6ª Abadesa. Fue abadesa cuatro veces, durante los períodos 1598-1601, 1610-1613, 1616-1619, 1622-1625; y continuó teniendo el título de forma honorífica, de 1625 a 1628.
Sabemos por el buen desempeño de su trabajo, según los registros de la Visita Pastoral en el año 1599, durante el primer año de gobierno de la Madre Mariana de Jesús. Fray Benito Hernández de Ortega fue el Visitante Episcopal, e hizo recomendaciones que consideró oportunas a las hermanas con palabras notables sobre la Madre Mariana. En el libro base (folio 37), registra:
"Todos estos mandatos, junto con los de visitas anteriores, dicho visitante, bajo el mando de su señoría (el Obispo), han sido tratados y comunicados. Por la presente declaro que he ordenado y ordeno que se mantengan y se ejecuten en su totalidad, y esto incluye los castigos y censuras establecidos en ellos. Y he declarado y declaro que dicha abadesa (Madre Mariana de Jesús Torres) es una religiosa de gran virtud y ejemplo en virtud del sólido gobierno que ha ejercido y ejerce en nombre de su señoría (el Obispo), y que de su parte ha estado y está muy satisfecho ..."(4)
Las virtudes de la Madre Mariana de Jesús Torres
Madre Mariana de Jesús Torres |
Mucho se podría decir sobre la gran virtud de la Madre Mariana, y menciono sólo uno de los muchos que darían testimonio de esto. Recuerdo las palabras encontradas en los "Procesos" de la Beata Mariana, la Azucena de Quito. Allí se afirma que siendo aún una niña, la Beata Mariana de Jesús Paredes y Flores, fue a la Iglesia de la Concepción para asistir a los ritos funerarios de una mujer religiosa llamada Mariana de Jesús (Torres) que murió en el olor de la santidad. (5)
Más explícito es el testimonio del conocido Rodríguez Docampo que habla de este Convento en su famosa Descripción y Relación del Estado Eclesiástico del Obispado de San Francisco de Quito.
Citando los procesos de la Beata Mariana de Jesús Paredes (pág. 250), declara: “Ha habido (en dicho convento) monjas de singular virtud y religión, como María de Jesús Taboada, la primera abadesa, y otras que la siguieron.
“Ejemplo resplandeciente desde su juventud en humildad y obediencia, penitencia y el don de la oración, la piedad y la devoción a Nuestro Señor Jesucristo, y el amor y la reverencia por el nombre de Jesús fue Mariana de Jesús Torres, una de las primeras que tomó el hábito (en el Convento de Quito). Ella vivió y murió dando un gran ejemplo, espiritual y temporal, tanto por su piedad como por su sabio gobierno, siendo abadesa varias veces. Sus peticiones y oraciones fueron atendidas por la Divina Majestad, y recibió de Su Misericordia todo lo que pidió.
“Ejemplo resplandeciente desde su juventud en humildad y obediencia, penitencia y el don de la oración, la piedad y la devoción a Nuestro Señor Jesucristo, y el amor y la reverencia por el nombre de Jesús fue Mariana de Jesús Torres, una de las primeras que tomó el hábito (en el Convento de Quito). Ella vivió y murió dando un gran ejemplo, espiritual y temporal, tanto por su piedad como por su sabio gobierno, siendo abadesa varias veces. Sus peticiones y oraciones fueron atendidas por la Divina Majestad, y recibió de Su Misericordia todo lo que pidió.
“Ella murió con la misma gran paz y santidad con la que vivió. Sus confesores declararon en sermones durante su entierro y en sus registros anuales, cómo ella era celosa en el servicio divino y había merecido grandes revelaciones de la Divina Majestad y Su Santa Madre y el Niño Jesús, a quien llevaba en sus brazos, y cómo tenía el don de profecía. Ella recibió dones proféticos, en mi opinión y en la del Arzobispo Pedro de Oviedo, quien la trató, comunicó y confesó y, por lo tanto, conocía las profecías que había hecho, para que Dios pudiera ser alabado y bendecido, como prueba de lo que Él hace con los Santos y da su espíritu divino a quien le sirve. También relatan otras cosas particulares sobre los favores divinos que recibió, junto con su verificación, que se contará con mayor detalle en la historia encargada por mí para esta Audiencia Real, en presencia de honorables sacerdotes”(6).
No sé si Rodríguez Docampo escribió la historia que prometió o no. Sin embargo, es un hecho conocido que la Madre Mariana, antes de su muerte en 1635, tuvo dicha revelación consoladora y maravillosa.
Nuestra Señora del Buen Suceso
Es de conocimiento común que una de las iglesias más conocidas de Madrid es la de Nuestra Señora del Buen Suceso. ¿Cuál es el origen de la invocación?
Después de la muerte del hermano Bernandino de Obregón, fundador de los Hermanos Menores al Servicio de los Enfermos (la Orden de San Francisco de Paula), el Hermano Gabriel de Fontaned fue elegido su sucesor. Acompañado por Guillermo de Rigosa, se dirigió a Roma para defender el caso para la aprobación oficial de su Instituto ante el Romano Pontífice. Mientras pasaban por la ciudad de Traigueras (bajo la jurisdicción de Tortosa en el Principado de Cataluña), descubrieron milagrosamente en una cueva en las montañas una muy hermosa estatua de Santa María con su Divino Hijo en su brazo izquierdo y un cetro en a la derecha, y una corona muy preciosa en la cabeza.
Cuando llegaron a Roma, le contaron al Papa lo que había sucedido, y el Pontífice no solo reconoció la naturaleza sobrenatural de ese descubrimiento, sino que al confirmar la nueva Orden, lo colocó bajo la protección de la misma Virgen, a quien dio el nombre de la Virgen del Buen Suceso.
Por tanto éste nombre fue dado por el propio Vicario de Cristo. La Estatua Sagrada, que se colocó en el Hospital Real de Madrid, se hizo famosa por los numerosos favores otorgados por Dios a través de ella. En 1641, Felipe III ordenó la construcción del espléndido Santuario de la Puerta del Sol. La magnificencia de este edificio que consagra a Nuestra Señora del Buen Suceso es reconocida entre las Iglesias de Madrid.
Las monjas españolas que cruzaron el océano para fundar el Convento de la Inmaculada Concepción en Quito trajeron consigo un ferviente amor por la advocación del Buen Suceso. Entonces no se dieron cuenta de que Santa María se dignaría favorecerlas de una manera muy especial por medio de esta advocación particular.
El milagro
Sucedió de esta manera. Era el año 1610, Mariana de Jesús Torres, que era entonces abadesa del convento y cuya virtud ya era conocida, se distinguió por su devoción a la Virgen del Buen Suceso.
Una noche, en el coro superior, mientras rezaba ante Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, recomendando su comunidad a la Santísima Virgen, notó una luz suave que repentinamente apareció en el lugar. Envuelta en ella estaba la Madre de Dios acompañada de ángeles. En su brazo izquierdo llevaba al Divino Niño.
Cuando llegaron a Roma, le contaron al Papa lo que había sucedido, y el Pontífice no solo reconoció la naturaleza sobrenatural de ese descubrimiento, sino que al confirmar la nueva Orden, lo colocó bajo la protección de la misma Virgen, a quien dio el nombre de la Virgen del Buen Suceso.
Por tanto éste nombre fue dado por el propio Vicario de Cristo. La Estatua Sagrada, que se colocó en el Hospital Real de Madrid, se hizo famosa por los numerosos favores otorgados por Dios a través de ella. En 1641, Felipe III ordenó la construcción del espléndido Santuario de la Puerta del Sol. La magnificencia de este edificio que consagra a Nuestra Señora del Buen Suceso es reconocida entre las Iglesias de Madrid.
Las monjas españolas que cruzaron el océano para fundar el Convento de la Inmaculada Concepción en Quito trajeron consigo un ferviente amor por la advocación del Buen Suceso. Entonces no se dieron cuenta de que Santa María se dignaría favorecerlas de una manera muy especial por medio de esta advocación particular.
El milagro
Sucedió de esta manera. Era el año 1610, Mariana de Jesús Torres, que era entonces abadesa del convento y cuya virtud ya era conocida, se distinguió por su devoción a la Virgen del Buen Suceso.
Una noche, en el coro superior, mientras rezaba ante Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, recomendando su comunidad a la Santísima Virgen, notó una luz suave que repentinamente apareció en el lugar. Envuelta en ella estaba la Madre de Dios acompañada de ángeles. En su brazo izquierdo llevaba al Divino Niño.
Abrumada por la emoción, Mariana de Jesús se arrodilló ante María e, incapaz de contenerse, preguntó cuál era el propósito de una visita tan celestial. A esto, la Madre de Dios respondió amablemente: "Soy María del Buen Suceso, a quien has invocado con tan tierno afecto. Tu oración me ha agradado mucho. Tu fe me ha traído aquí. Tu amor me ha invitado a visitarte".
La Reina Celestial también le dijo a la humilde religiosa que era su deseo, así como el de su Divino Hijo, ser honrada por esta comunidad como abadesa principal hasta el final de los tiempos. Con este fin, le ordenó que se hiciera una imagen tal como apareció ante sus ojos con el título de Buen Suceso, y que debía ser colocada por siempre sobre la silla de la abadesa. Desde allí, Ella misma quería presidir la Comunidad que había adoptado como propia.
Sorprendida por esta solicitud, la Madre Mariana argumentó que sería imposible reproducir la majestad, la belleza, el tamaño y otras características de la Señora Celestial en una imagen de madera. En respuesta, Nuestra Señora le ordenó que se quitara el cordón que ceñía en la cintura de su hábito, para medir su estatura. De hecho, la propia Madre de Dios la ayudó en dicha medición, sosteniendo un extremo del cíngulo.
Finalmente, la Virgen instruyó a Mariana de Jesús que la imagen debía sostener en su mano derecha el báculo y las llaves del Convento ya que los consideraba de Su propiedad, asegurando que los esfuerzos de Satanás para destruirlo serían en vano. Por lo tanto, la Virgen del Buen Suceso de Quito aparece con el báculo en su mano derecha, en lugar del cetro que se muestra en Madrid.
La Reina Celestial también le dijo a la humilde religiosa que era su deseo, así como el de su Divino Hijo, ser honrada por esta comunidad como abadesa principal hasta el final de los tiempos. Con este fin, le ordenó que se hiciera una imagen tal como apareció ante sus ojos con el título de Buen Suceso, y que debía ser colocada por siempre sobre la silla de la abadesa. Desde allí, Ella misma quería presidir la Comunidad que había adoptado como propia.
Sorprendida por esta solicitud, la Madre Mariana argumentó que sería imposible reproducir la majestad, la belleza, el tamaño y otras características de la Señora Celestial en una imagen de madera. En respuesta, Nuestra Señora le ordenó que se quitara el cordón que ceñía en la cintura de su hábito, para medir su estatura. De hecho, la propia Madre de Dios la ayudó en dicha medición, sosteniendo un extremo del cíngulo.
Finalmente, la Virgen instruyó a Mariana de Jesús que la imagen debía sostener en su mano derecha el báculo y las llaves del Convento ya que los consideraba de Su propiedad, asegurando que los esfuerzos de Satanás para destruirlo serían en vano. Por lo tanto, la Virgen del Buen Suceso de Quito aparece con el báculo en su mano derecha, en lugar del cetro que se muestra en Madrid.
Las hermanas del Convento de la Inmaculada Concepción de Quito siempre han tenido un gran amor por su Abadesa Celestial. Además, no sería demasiado decir que la imagen de la Virgen del Buen Suceso, una vez terminada por los tres Arcángeles, San Miguel, San Gabriel y San Rafael, ha sido una de las más queridas de Quito ante la cual la gente ha rezado durante tres siglos. Podemos decir, entonces, que la Virgen del Buen Suceso de Quito es una devoción nacional, como la devoción a la Imagen de Nuestra Señora de los Dolores del Colegio (Jesuita), la Dolorosa del Colegio. Por lo tanto, Ella ha mostrado cómo quiere cobijarnos bajo su protección especial, por lo que, en consecuencia, todos deberían recurrir a Ella con gran fervor y confianza filial.
Una de las principales formas de volverse hacia la Celestial Señora es rezando una novena dedicada a Nuestra Señora del Buen Suceso. ¡Espero que tomen estas oraciones en serio! ¡Que la Santísima Virgen derrame gracias sobre vuestras almas!
Fr. José M. Urrate, S.J.
Quito, Julio de 1941
1. Documento tomado de la obra Relaciones geográficas de las Indias de Marcos Jiménez de la Espada, Volumen III, p. XXXIII, Madrid, 1965.
2. Estos libros se conservan en los archivos del Convento Concepción en Quito.
3. Estos hechos están tomados del Libro de Profesiones y otros documentos guardados en el Convento Concepción de Quito.
4. Libro de la Fundación, fol. 37.
5. La Beata Mariana de Jesús es diferente de la Madre Mariana de Jesús Torres del Convento Concepción. La Azucena de Quito, como se la conocía, nació en 1618 y se hizo famosa por su santidad. Poco después de la muerte de la Madre Mariana de Jesús Torres, la joven se convirtió en ermitaña. Durante el terremoto de 1645 en Quito y la epidemia que siguió, ella se ofreció públicamente como víctima de la ciudad en la Iglesia de la Compañía de Jesús, y murió poco después a los 27 años. Fue beatificada el 10 de noviembre de 1853 por el Papa Pío. IX y canonizado en 1950 por el papa Pío XII.
6. En Jiménez de la Espada, Relaciones geográficas.
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