Vivimos tiempos tristes, de inmoralidad campeante y de marcada decadencia. Infelizmente, una parte significativa del clero católico se ha contagiado también del liberalismo en las costumbres que gobierna el mundo.
Jesucristo dijo que los sacerdotes son la sal de la tierra y la luz del mundo. Si esa luz deja de iluminar, irreversiblemente se abre paso a las tinieblas.
Esto queda de manifiesto en las revelaciones de la Virgen del Buen Suceso a la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres, religiosa concepcionista que vivió en Quito entre los siglos XVI y XVIII.
Nuestra Señora del Buen Suceso, le dijo al respecto lo siguiente:
"Sabe aún que la Justicia Divina acostumbra descargar castigos terribles sobre naciones enteras, no tanto por los pecados del pueblo, cuanto por los de los sacerdotes y religiosos, porque estos últimos son llamados, por la perfección de su estado, a ser la sal de la Tierra, los maestros de la verdad y los pararrayos de la Ira Divina".
En otra ocasión, el Niño Jesús reveló a la Madre Mariana que muchas almas religiosas y sacerdotales "quieren servirme a medias, conservando sus caprichos y genios, satisfaciendo en todo sus voluntades y tomando libertades incompatibles con su estado y profesión. Yo no las tolero; nada por la mitad me agrada. Yo las abandono y dejo que sigan todos los deseos de su corazón pervertido para desconocerlas delante de mi Padre Celestial. ¡Ay de aquellos y de aquellas!"
Pero la decadencia religiosa no es apenas en las costumbres, alcanza también y más grave aún, verdades de fe — de las cuales la Santa Iglesia es depositaria — que son negadas o alteradas, arrastrando a innumerables almas a naufragar o a perecer en las aguas putrefactas del error.
S. S. Juan Pablo II, dijo al respecto en 1981, lo siguiente: "Es necesario admitir con realismo, y con profunda y atormentada sensibilidad, que los cristianos hoy, en gran parte, se sienten extraviados, confusos, perplejos e incluso desilusionados; se han esparcido a manos llenas ideas contrastantes con la verdad revelada y enseñada desde siempre; se han propalado verdaderas y propias herejías, en el campo dogmático y moral, creando dudas, confusiones, rebeliones, se ha manipulado incluso la liturgia; inmersos en el 'relativismo' intelectual y moral, y por esto, en el permisivismo, los cristianos se ven tentados por el ateísmo, el agnosticismo, el iluminismo vagamente moralista, por un cristianismo sociológico, sin dogmas definidos y sin moral objetiva".(1)
Nuestra Señora del Buen Suceso, resume en una frase la inmensa gravedad de lo declarado por el Pontífice:
"(…) los sacerdotes se descuidarán de su sagrado deber, perdiendo la Brújula Divina, se desviarán del camino trazado por Dios (…)"
Pero Ella también anunció, asombrosamente, a quien, haciendo brillar esa misma Brújula, sería el modelo de lo que los sacerdotes deben ser y hacer. En 1634, esto es, con 150 años de anticipación, diría Nuestra Señora:
"Los sacerdotes, a partir del siglo XIX, deberán amar con toda el alma a Juan María Vianney, un siervo mío que la bondad divina prepara para con él congratular a aquellos siglos, como modelo ejemplar de sacerdote abnegado".
San Juan María Vianney, el Santo Cura d'Ars |
El 8 de agosto celebramos la fiesta de San Juan María Vianney (1786 - 1859), confesor, patrono y modelo del clero parroquial. Actualmente es celebrado el 4 de agosto.
Compartimos a continuación algunas características de ese modelo extraordinario del sacerdocio, comentadas por Plínio Corrêa de Oliveira:
"Aunque el Cura d'Ars no tenía las cualidades naturales para hacer de él un sacerdote excepcional, se convirtió en un sacerdote magnífico, un apóstol extraordinario, un confesor con un discernimiento raro y un predicador que tuvo una profunda influencia en las almas.
"¿Cuál fue la razón de esta eficiencia? Santa Teresa de Lisieux solía decir: "Para el amor, nada es imposible". Esto significa que quien realmente ama a Dios, a Nuestro Señor y a Nuestra Señora obtendrá los medios para hacer lo que la Divina Providencia le pide. Esto se aplica perfectamente a San Juan María Vianney".
Cuando el Papa Pío XI lo canonizó, lo instituyó como modelo de todos los párrocos del mundo, por lo que el Santo Cura d'Ars es también modelo para que otros digan las cosas que él predicó. Sus palabras son por lo tanto modelo para las predicaciones sacerdotales.
Continúa el Dr. Plínio:
"Fue un predicador extraordinario. Preparó sus sermones lo mejor que pudo después de estudiarlos. No tocaban los temas más elevados de la teología; eran instrucciones catequísticas comunes para el pueblo. Pero cuando enseñaba, hablaba con tanta convicción, con un amor tan grande a Dios, con palabras tan benditas, que las gracias de esos sermones eran comunicativas y conmovían a todos los que las escuchaban.
"Tenía una voz débil, y en esos felices tiempos no existían los micrófonos, pese a ello, las multitudes se agolpaban para escuchar su predicación llenando la iglesia de Ars y sus alrededores, aunque muchas veces no lo escuchaban. Muchos, quienes por la distancia solo podían escuchar algunas frases sueltas de sus sermones, se convirtieron. Otros no podían oírlo, pero se convirtieron sólo con verlo.
"Las bendiciones que resultaban de sus sermones y el carisma de sus palabras se extendieron por todas partes, y comenzaron a realizarse peregrinaciones a Ars desde toda Europa. Esta fue una de las razones de las innumerables conversiones que hizo San María Juan Vianney.
"Fue el feliz resultado de la fidelidad del santo a veinte siglos de predicación y de práctica de la moral verdadera que caracterizó también a otros modelos eximios de santidad, y cuya voz se levanta hoy protestando contra lo que sucede hoy".
¿Qué sucede hoy? Sacerdotes, en todo el ámbito religioso, incluyendo altas autoridades de la Iglesia, que no sólo no denuncian al pecado en su raíz, sino que llegan a negarlo. Administran la Sagrada Comunión a homosexuales, bendicen sus uniones depravadas, muchas veces con misas incluidas, en una aberrante y sacrílega negación del pecado de sodomía. Algo similar sucede con los divorciados vueltos a casarse. Todo ello refleja una infidelidad a dos mil años de enseñanza de la verdadera moral.
Veamos ahora lo contrario, la fidelidad del Santo Cura d'Ars, en su misión de párroco:
Desde el púlpito, implacable con el pecado
En su Catecismo sobre la impureza, enseña:
"Hay almas que son tan muertas, tan podridas, que se enredan en su propia infección sin darse cuenta y no pueden librarse de ella; todo las arrastra hacia el mal y les recuerda lo malo, incluso las cosas más santas. Tienen siempre esas abominaciones ante sus ojos, como los animales inmundos que se habitúan a la porquería y se sienten bien en medio de ella, en ella se lanzan y en ella duermen. Personas así le causan horror a Dios y a los santos Ángeles.
"¡Oh! Hijos míos, si no hubiesen algunas almas puras que indemnicen a Dios y desarmen su justicia, verían cómo seríamos castigados. Sólo basta ver a la persona para darse cuenta si es pura. En sus ojos hay un aire de candor y de modestia que nos traslada a Dios. En las otras, al contrario, se nota un aire pesado. Satanás se pone en los ojos de ellos para hacer caer a otros en la tentación y arrastrarlos hacia el mal".
Comentarios del Dr. Plínio:
"Es una exposición magnífica acerca de la impureza, de sus efectos en el alma, de su repercusión ante Dios, y de que el propio Satanás termina introduciéndose en los ojos del impuro para contaminar a otros con su impureza. Pero no es a cualquier impuro, sino al que yace hundido y que ya no quiere ni cambiar ni salir del abismo en que se encuentra, está liquidado por la impureza. Esa persona impura se convierte entonces en un habitáculo de Satanás.
"Imaginemos que desde todos los púlpitos de la Cristiandad se escuchen predicaciones como estas. ¿La impureza no retrocedería enormemente? ¿Qué sucedería con las modas inmorales si se dijesen cosas como estas? Una persona del sexo femenino, por ejemplo, que tiene el hábito de usar ropa indecente, está enteramente en una situación similar. Puede incluso comulgar quince veces por día, que no tendrá escapatoria.
"Si todos los predicadores dijeran lo que decía San Juan María Vianney, el mundo estaría diferente".
Cuerpo incorrupto de San Juan María Vianney que se conserva en el Santuario de Ars |
Firme enemigo del baile
El Dr. Plínio comentó:
"Debemos notar que los bailes de esa época eran muy diferentes a los bailes inmorales y escandalosos de hoy. Las jóvenes iban completamente cubiertas y tenían faldas que llegaban hasta el piso. Si él condenó esos bailes, ¿qué diría de los bailes de nuestro tiempo? Su condena llegó incluso a negar la absolución a quienes no prometieran dejar de asistir a tales bailes. Mucha gente acudía entonces a otras iglesias para recibir la absolución. Al conocer esto, simplemente dijo: 'Si otros sacerdotes quieren mandarlos al infierno, allá ellos'".
"Las enseñanzas, las predicaciones, la vida de San Juan María Vianney no son sino reflejo de su fidelidad a todo cuanto es la Esposa Mística de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia Católica. Fidelidad a veinte siglos de historia de la Iglesia Católica".
Dios en un hombre
Y bastaba sólo ver la figura del Santo Cura d'Ars para notar fácilmente esa fidelidad a Dios.
Al respecto, el Dr. Plínio nos cuenta un hecho espectacular:
"Cierto día, un abogado impío fue a Ars para burlarse de ese 'cura sin ninguna educación'. Pero volvió convertido. Alguien le preguntó: ¿Qué viste allá? Él respondió: "¡Vi a Dios en un hombre!". Es decir, la presencia de Dios estaba en San Juan María Vianney. Cabe señalar que Dios estaba con él y en él. Considero el testimonio de ese abogado, "Vi a Dios en un hombre", uno de los tributos más gloriosos que un hombre puede recibir".
En estos tiempos de profunda crisis religiosa, pidamos a Nuestra Señora del Buen Suceso que reforme extraordinariamente al clero, por la intercesión de ese modelo del sacerdocio por Ella profetizado: el Santo Cura d' Ars.
Fuente:
La mayor parte de materia para la edición de este artículo fue extraída de pliniocorreadeoliveira.info
Notas:
(1). Discurso de 6 de febrero de 1981, www.vatican.va
Dios nos bendiga
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirme esto. Me encanta recibir este tipo de artículos. Bendiciones
ResponderEliminarExcelente artículo! Muchas gracias por enviarme
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