EL LLANTO DE LA VIRGEN PEREGRINA DE FÁTIMA EN 1972
En 1972, un hecho despertó el interés de los católicos del mundo entero: una imagen de Nuestra Señora de Fátima había vertido lágrimas en Nueva Orleans, Estados Unidos. Con el fin de atender a los anhelos de sus lectores a este respecto, el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira se sirvió de su columna semanal en la “Folha de São Paulo” para analizar el acontecimiento.
La noticia de que la imagen había vertido lágrimas en varias oportunidades ya era conocida en ambientes católicos de Nueva Orleans. En esas circunstancias, la noche del 17 de julio de 1972 el custodio de la sagrada imagen, padre Joseph Breault, llamó por teléfono al padre Elmo Romagosa, editor del periódico Clarion Herald, órgano oficial de la arquidiócesis, pues éste le había pedido que se le avisara en caso de que la imagen volviese a llorar.
Cámara y equipo en mano, acompañado por su editor Hal Ledet, acudieron presurosos al lugar con el fin de investigar los hechos. Cuando llegaron, el entonces escéptico padre Romagosa vio la humedad todavía acumulada alrededor de los ojos de la imagen. Ambos tomaron fotografías. Según los cálculos preliminares del P. Breault, ésta sería la decimotercera vez que el misterioso llanto se producía bajo su custodia.
Era la primera de dos lacrimaciones de las que el sacerdote-editor sería testigo; la segunda, mucho más copiosa y prolongada, ocurriría a la mañana siguiente, cuando advirtió que una gruesa gota se había deslizado hasta la punta de la nariz de la imagen. Este crucial y conmovedor momento fue acertadamente capturado por su cámara para que el mundo entero lo contemplara. Cuando la fotografía se publicó, causó verdadera conmoción.
Esas lágrimas fueron posteriormente sometidas a pruebas de laboratorio y se encontró que eran más que apenas agua, y probablemente lo mismo que lágrimas humanas
Bien significativas son las expresiones del padre Joseph G. Breault, OMV, quién dijo:
«He visto esa estatua derramar lágrimas al menos treinta veces y puedo resignarme a estar separado de ella solo porque tengo 160 seminaristas para guiarlos en su formación espiritual».
Estas manifestaciones de la Virgen de Fátima en Estados Unidos comenzaron en la ciudad de Nueva Orleans, y siguieron en Atlanta y Long Island.
Y años después esa misma Virgen Peregrina lloró en Las Vegas en 1978 y en Nueva York en 1980.
La primera información que tuvo el mundo sobre esta manifestación fue mediante un artículo del padre Elmo Romagosa que fue publicado el 20 de julio de 1972 en el semanario Clarion Herald de Nueva Orleans, y que relata lo sucedido lo que le sucedió al padre Breault y a él.
El P. Breault notó humedad en los ojos de la imagen de la Virgen Peregrina el 17 de julio.
Entonces se comunicó con el P. Romagosa, quién se hizo presente ante la estatua con fotógrafos y reporteros, pues era muy escéptico.
El P. Breault relató que la imagen ya había llorado en 13 ocasiones y quienes se hicieron presentes vieron agua acumulada en los ojos de la imagen, pero la lacrimación fue más copiosa y prolongada a la mañana siguiente.
El P. Breault llamó temprano en la mañana al padre Romagosa diciéndole que la imagen estaba llorando desde las 4 de la mañana, y cuando éste llegó con cámaras y reporteros dijo:
«Vi mucho líquido en el ojos de estatua, y una gran gota colgando de la punta de su nariz».
Todos los presentes vieron esa gota gruesa resbalándose hasta la punta de la nariz de la Virgen y una fotografía de esa gota resbalando por la nariz dio vuelta al mundo causando enorme impacto.
La Imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima lloró en 1972 |
El P. Romagosa estaba confundido y estupefacto porque había visto formarse lentamente la lágrima en el párpado inferior de la estatua. También declaró a la prensa:
“Le pedimos a Dios que nos ayude a comprender el significado de lo que hemos presenciado”.
Mientras que el padre Breault le contestó:
“Padre, la Virgen tiene un mensaje para el mundo, pero pocos lo quieren oír”.
Aún así el P. Romagosa dudaba de la veracidad de la lacrimación y llegó a pensar que el agua podría haber entrado por el agujero que tenía la imagen en la cabeza que sostenía la corona de la Virgen y que esta agua se podría escurrir a los ojos.
Esto lo verificó comprobando si había agua en el perno que sostenía la corona, e incluso introdujo un papel secante por el pequeño agujero. Pero todo estaba seco.
Aun así no estaba satisfecho y vertió agua en el agujero para comprobar si llegaba hasta los ojos, pero no fue así.
El agua quedó en el cono del agujero y recién salió cuando fue dada vuelta la imagen.
Convencido de la sobrenaturalidad del suceso, el P. Romagosa se postró entonces ante la Virgen y rezó pidiendo perdón.
Posteriormente se hizo un análisis químico de las lágrimas y resultaron ser lágrimas humanas.
Pero con la particularidad que estaban 100% libres de impurezas, lo que es imposible en la naturaleza.
Un hecho colateral interesante también es que se permitió a una supuesta vidente peregrinar junto a la Virgen Peregrina por distintas parroquias, porque adujo que la Virgen se le había aparecido y le había contado la razón de su llanto.
Entonces el P. Romagosa la puso a prueba pidiéndole que fuera a su oficina, rezara a la Virgen y luego le contara cualquier mensaje que recibiera.
Mientras la señora oraba ante la imagen, el P. Romagosa estaba sentado al otro lado de la sala leyendo un libro de oraciones.
En determinado momento el semblante de la mujer que estaba arrodillada cambió.
Comenzó a temblar. Sus ojos se volvieron demoníacos y le gritó una serie de inmoralidades a Romagosa
Luego de lo cual salió corriendo a toda velocidad amenazándolo con cosas terribles.
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