Iniciativa Apostólica
El Inmaculado Corazón de María triunfará

 




"Amemos al Sagrado Corazón de Jesús. Esforcémonos porque esta devoción triunfe auténticamente en todos los hogares, en todos los ambientes y sobre todo en todos los corazones. Sólo así conseguiremos reformar al hombre contemporáneo." 

Plinio Corrêa de Oliveira


     Durante la época colonial, la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres tuvo una visión del Corazón de Jesús. 

     Le quedaban tan sólo dos meses y medio de vida, antes de su partida al Cielo junto a Aquella que era la "Estrella de su mar proceloso", Nuestra Señora del Buen Suceso.

     En 1634, durante la Festividad de los Fieles Difuntos, recibió una Providencial clarinada que  anunciaba una devoción sin par que prontamente sería dada a conocer a los hombres, esparciéndose a través de los siglos por todo el orbe católico. Devoción tan sublime a aquel "Corazón que tanto amó a los hombres, que no ahorró nada hasta agotarse y consumirse y que no recibe en reconocimiento de la mayor parte de ellos sino ingratitud."

Visión en el día de los Difuntos

     El 2 de Noviembre de 1634, la Madre Mariana rezaba desde muy temprano al Sagrado Corazón de su Divino Esposo, pidiendo por las santas almas que expiaban sus faltas en el purgatorio. Y con austera penitencia ansiaba lograr la introducción final en el Cielo de un número considerable de ellas, alargando sus oraciones hasta las tres de la madrugada.

     Una hora después, a las cuatro, se iniciaba en el Convento el rezo del Oficio Parvo, en medio del cual y sin con esto motivar la más mínima distracción, Nuestro Señor le mostró las penas de las almas en el purgatorio, y sobre todo las de las almas religiosas, quienes padecían con mayor intensidad y profundidad, conforme la importancia de su vocación, pues "a quien mucho se le da, mucho se le pedirá".

     Luego de recibir la Comunión, pudo contemplar al Corazón de Jesús lleno de abundantes y pequeñas espinas que lo atormentaban cruelmente provocando al Redentor llantos, quejidos y suspiros de dolor inimaginables.

     Esta dolorosa visión provocó en la Santa relgiosa, quien temblaba de doloroso amor, un impacto tal pues a su saber, las pequeñas y tan hirientes espinas que atravesaban el Corazón de Jesús diferían de las gruesas y largas puntas que los evangelios señalan al narrar la Coronación del Rex Judeorum.

     La Madre Mariana de Jesús, cofundadora del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Quito, que durante toda su vida había seguido con su propia cruz los pasos de la Pasión de Cristo, llevando tras de sí todos los dolores internos y externos, contemplaba ahora al Corazón de Jesús atormentado terriblemente. Se preguntaba ella si acaso no habían sido suficientes los padecimientos  que obraron la redención del mundo. Por esto, indagó de Nuestro Señor el significado de tales tormentosas aunque diminutas espinas, a lo que el Salvador le respondió en medio de un profundo suspiro:

     "¡Ay Esposa querida! Este Mi Corazón que ahora ves punzado de crueles y muy pequeñas espinas quedará oculto durante cierto tiempo para ser mostrado a los mortales después de algunos siglos".

     Nuestro Señor agregó que tal manifestación se haría por medio de un alma religiosa en tiempos de extrema calamidad. La Madre Mariana pudo contemplar de quien se trataba así como la marcada soledad y los desprecios y persecuciones que en un futuro dicha alma recibiría de las autoridades tanto fuera como dentro de su convento.

     "Las pequeñas espinas – continuó Nuestro Señor – significan las faltas graves y leves de las almas religiosas, quienes tras ser favorecidas con una lluvia de Gracias, optan por la indiferencia. Acusando incluso de cruel a la Providencia Divina, abandonándome y dejándome solo. Decaerá su espíritu como una flor marchita, clavándome con este ingrato proceder las pequeñas espinas que punzan tan cruelmente mi Corazón".

Extinción de la fe en el siglo XX

     Luego, el Corazón de Jesús  revelaría la grave indiferencia religiosa que asola nuestros días así como la falta de entrega de todos quienes en menor o mayor medida son llamados a reencender la luz de la fe, hoy ya casi apagada:

     "Habrá tiempos en que la teoría será moneda corriente en sabios e ignorantes, en almas religiosas y aun en gente común. Se escribirán muchos libros, pero la práctica de la virtud apenas se encontrará en contadas almas, siendo esta la causa de escasear los santos. Precisamente por esto, caerán dichas almas en una indiferencia fatal, cuyo hielo apagará el fuego del Amor Divino, punzando mi Corazón con estas espinas que ves.

     "¡Ay!, si supieras, si te fuera dado comprender el sufrimiento que me acompañó desde la Encarnación en el Seno de mi Madre Virgen, sufrimiento motivado por la falta de  correspondencia al diluvio de Gracias que anega a las almas Religiosas.

     "Has de saber que la Justicia Divina suele descargar terribles castigos a naciones enteras, no tanto por los pecados del pueblo, tanto por los de las personas entregadas a la Religión, porque estas son llamadas a ser Maestros de la Verdad y pararrayos de la Ira Divina".

     Al finalizar la visión, la Madre Mariana parecía transformada en una nueva criatura, en un Ángel, en un Serafín, y transmitió de inmediato, como dardos encendidos, las palabras lastimeras del Corazón de Jesús a las demás religiosas, quienes alcanzaron tal unión espiritual que el  Convento inundándose de un inmenso amor a Dios llegó a parecer una antesala del Cielo. Esta unión para con Dios Nuestro Señor, con toda certeza alejaría muchos castigos de la ingrata y culpable, entonces colonia.

Cumplimiento de la profecía 

     La Venerable Madre Mariana de Jesús Torres fue una profetiza de Nuestro Señor y de Nuestra Señora del Buen Suceso.

     La mayoría de las profecías que constan en su biografía, —documentación estudiada y aprobada por el Magisterio de la Iglesia— se han cumplido. Las que se refieren a la devoción al Corazón de Jesús mencionadas en este artículo son un lindísimo ejemplo de ello.

      Tal devoción se irradió primero en Francia, luego  en Europa y finalmente en todo el mundo, a partir de las célebres apariciones del Nuestro Señor Jesucristo a Santa Margarita María Alacoque en Paray-le-Monial, en la Borgoña francesa, en 1673, y poco después con la difusión del Detente o Escudo del Corazón de Jesús. En el orden temporal la  devoción cobraría carácter oficial en algunos Estados, siendo el primero de ellos Ecuador, con la Consagración de este país al Sagrado Corazón de Jesús hecha por el mayor Estadista del Siglo XIX, unos de los mártires de nuestro Continente y el más grande Presidente  ecuatoriano, don Gabriel García Moreno, el 25 de marzo de 1874.

     La profecía también se cumple en la actualidad, infelizmente, en lo relacionado con la profunda crisis espiritual, marcada especialmente por la decadencia del Clero y que amenaza demoler los cimientos del catolicismo en todo el orbe.


Pida ya su Detente del Corazón de Jesús


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