Iniciativa Apostólica
El Inmaculado Corazón de María triunfará









     En el período histórico en que el Verbo Divino se encarnó, la corrupción moral y la depravación campeaban en toda la tierra.

     Fue precisamente en medio de esas tinieblas —caracterizadas en el Benedictus de San Zacarías, padre de San Juan Bautista, como "sombras de la muerte [espiritual]" —, fue entonces, repetimos, cuando brilló el resplandor purísimo de la primera Navidad, la fuente incipiente del orden cristiano, basado en la fe sobrenatural y en la virtud.

     Pasados dos mil años, la cultura, las leyes, las instituciones, y una enorme porción de la vida doméstica y personal de grandísimo porcentaje de la población mundial ya no se ajustan a la Ley de Dios; dicho de otro modo, ya no son de justos.

     Aparte de la insuperable ventaja de que Cristo haya dejado inexpugnablemente fundada Su Iglesia, la desolación pagana del mundo actual es espeluznantemente similar a la de la época de la primera Navidad. 

     La Iglesia existe, es verdad, pero, ¿cuál es su situación actual? Sería para llorar cada vez que oímos a alguien decir que la situación de la Iglesia es buena. ¡Nada más apartado de la realidad! Muy por lo contrario, se encuentra sumida en la más grave crisis que jamás haya experimentado. ¡Y vaya si ha tenido gravísimas crisis que conjurar desde el inicio! Ahí está su historia para atestiguarlo.

     Pero desde lo alto de esa montaña sagrada que es la Iglesia, se proyectan las promesas esperanzadoras que la Santísima Madre del Redentor hizo en Fátima: "Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará" — esperanza cuyos rayos se extienden por todo el mundo, prolongando y reafirmando aquella esperanza surgida de la noche en que nació el Salvador—.

     Efectivamente, los días de la impiedad actual, mil veces peor que la del mundo antiguo, están contados. 

     La Santísima Virgen nos lo tiene prometido, y contra Ella nada podrán ni los grandes de la tierra ni el príncipe de las tinieblas. Será el triunfo de su Inmaculado Corazón; a saber, el reinado de la Virgen María, previsto por el gran misionero francés San Luis María Grignion de Montfort, autor del célebre Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, así como por otros santos y místicos.

     Esa bendita era será la de la virtud, en la que la humanidad, reconciliada con Dios en el seno de la Iglesia, vivirá según Su ley, preparándose para las glorias del Cielo. 

     En la noche de Navidad de este convulsionado 2023, imploremos al Niño Dios la misericordia de que todos, sin excepción, estamos necesitados, y tengamos la firme convicción de que el Divino Infante conquistará para siempre el mundo y la carne, y tiene preparados días de altísima gloria para su Madre Inmaculada, que brillará después de las terribles pruebas actuales. 

     La Iniciativa Apostólica —El Inmaculado Corazón de María Triunfará y el "Rosario Público de los Primeros Sábados por la Regeneración Espiritual del Ecuador", desean a Ud. y a los suyos una Feliz Navidad y un Año 2024 cuajados de las bendiciones de la Divina Providencia.



Tomado y adaptado de Plínio Corrêa de Oliveira, "Navidad: cantan los Angeles, exultan los justos" Catolicismo, diciembre de 1957, en https://www.atfp.it/

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