En esta época de Navidad les traemos una historia.
En el corazón de esta historia que sucedió no hace muchos años, hay una presencia del Lumen Christi, de la Luz sobrenatural de Cristo, y una actitud del alma receptiva a esa Luz, típica de los hombres de la Edad Media, por lo que bien parece una historia medieval.
Se trata de una historia real, al menos el autor que a su vez fue testigo de los hechos, así lo garantiza.
Ese Lumen Christi, falta decididamente en tantos muchos hombres modernos, pero no del todo. Porque en lo profundo de cada alma "moderna", aunque esté ahogada en un mar de vicio y pecado, duerme un anhelo medieval de esta Luz sobrenatural de Cristo.
¿Cómo es eso ?
Veamos la historia:
Pablo se encuentra sentado sobre las frías piedras de las escaleras de la iglesia de Santiago, en un pequeño pueblo de Baviera (Alemania), pidiendo limosna como de costumbre.
Antes de las misas, abre la puerta de la iglesia a los fieles y les sonríe amablemente, dejando al descubierto una boca prácticamente desdentada.
Tiene 50 años y forma parte de esos mendigos sin hogar que luchan por sobrevivir. Su cuerpo está consumido no sólo por el frío y el hambre, sino también por el exceso de alcohol.
Parece mucho mayor de lo que realmente es. Si tan solo tuviera la fuerza para luchar contra esta adicción, piensa continuamente... Y decide firmemente dejar de beber.
Pero cuando llega la noche y con ella el recuerdo de su familia, muerta en un trágico accidente, no puede resistirse y recurre al consuelo de una botella. El alcohol amortigua el vacío de su alma, al menos por un corto tiempo.
La botella de vino es su fiel compañera y la cirrosis hepática y otras enfermedades van consumiendo su organismo poco a poco. El color de su cara levanta sospechas nada buenas.
Para los moradores del barrio, Pablo se convirtió en parte integrante de la escalera de la iglesia, más o menos como si fuera una estatua. Y así lo tratan. La mayoría apenas le presta atención. Y quienes aún lo toman en cuenta se preguntan cuánto tiempo resistirá.
El párroco y el asistente pastoral todavía se preocupan por él. Pero, sobre todo la hermana Petra, una joven misionera que viene a visitarlo todos los días.
Él se alegra con la visita de la monja, que siempre le trae algo de comer. Pero ni siquiera esta religiosa consigue que Pablo deje de deambular en la calle, y que al menos entre en la rectoría para comer o para asearse.
* * *
Todas las noches, cuando oscurece y ya nadie lo ve, Pablo se cuela en la iglesia vacía con las luces apagadas. Luego se sienta en la primera banca, justo enfrente del Tabernáculo.
Y allí permanece en silencio, casi sin moverse, durante aproximadamente una hora. Después se levanta y camina arrastrando los pies por el pasillo central, cruza la puerta principal y desaparece en la oscuridad de la noche.
¿A dónde va? Nadie lo sabe. Al día siguiente, se encuentra de nuevo sentado en las escaleras, frente al portal de la iglesia.
Y así pasaron los días. En cierta ocasión, la hermana Petra le preguntó: "Pablo, veo que vienes a la iglesia todas las noches. ¿Qué haces allí adentro a altas horas de la noche? ¿Rezas, por acaso?".
"No rezo", respondió Pablo.
"¿Cómo puedo hacerlo, si no he rezado desde que era niño y asistía a las clases de religión? Olvidé todas las oraciones. No recuerdo ninguna. Ud., me pregunta, ¿qué hago en la iglesia? Muy sencillo. Voy al Sagrario, donde Jesús está sólo en su pequeño tabernáculo, y le digo: 'Jesús, soy yo, Pablo. Vine a visitarte'. Y me quedo un rato, para que al menos alguien le haga compañía".
En la mañana del día de Navidad, el asiento que Pablo ocupó durante años está vacío. Preocupada, la hermana Petra comenzó a buscarlo, y acabó encontrándolo en el hospital cercano a la iglesia.
A primeras horas de la mañana, algunos transeúntes lo encontraron inconsciente debajo de un puente y llamaron a una ambulancia. Pablo se encuentra ahora, enfermo en el lecho.
Cuando la misionera lo vio, se sorprendió. Se encontraba conectado a varios tubos respirando entrecortadamente, su rostro tenía el típico color amarillento de los moribundos.
— "¿Ud., lo conoce?"
La voz del médico saca a la hermana Petra de sus pensamientos.
— "No, pero puedo cuidarlo", respondió espontáneamente.
— "Lamentablemente no hay mucho que podamos hacer, se está muriendo", le dijo médico agachando la cabeza y marchándose luego.
Sentada junto a Pablo, la hermana Petra le toma la mano y reza durante un buen tiempo, Después, llevada por la tristeza, regresó a la rectoría.
Al día siguiente vuelve nuevamente al hospital, ya preparada para recibir la mala noticia de la muerte de Pablo...
— "¡No puede ser! , ¿qué es esto?", se preguntó.
Ella no cree lo que ven sus ojos. Pablo está sentado erguido en su cama, bien afeitado. Con los ojos bien abiertos y vivos, viendo con alegría a la monja que se acerca. Una expresión de felicidad inefable parpadea en su rostro radiante.
Petra no puede creer lo que está viendo y se pregunta a sí misma:
—¿Es éste realmente el hombre que ayer luchaba contra la muerte?
— "Pablo, es increíble lo que pasó. Estás prácticamente resucitado. Estás irreconocible. ¿Qué pasó?".
— "Anoche, le respondió el hombre, poco después de que Ud., se marchó, yo no me sentía nada bien. De repente vi a alguien parado junto a mi cama. Era tan bello e indescriptiblemente espléndido que resulta imposible imaginar. Sonriéndome me dijo: 'Pablo, soy yo, Jesús. Vengo a visitarte'.
* * *
A partir de ese día, Pablo no bebió nunca más una gota de alcohol.
La hermana Petra le consiguió una pequeña habitación en la rectoría y un trabajo como jardinero. Su vida se transformó por completo desde aquella Navidad.
Encontró nuevos amigos en la parroquia, ayudando siempre que pueda, a Sor Petra en sus tareas. Sin embargo, una cosa siguió igual:
Al caer cada noche, volvía a colarse en la Iglesia, sentándose delante del Sagrario y diciendo: "Jesús, soy yo, Pablo. Vine a visitarte".
(Autor: Jürgen Wetzel. Traducido por Renato Murta de Vasconcelos. Cuento publicado en Wöchentliche Depesche christlicher Nachrichten, RU 50/2010, apud "Catolicismo". Tomado de https://oracoesemilagresmedievais.blogspot.com)
Que linda historia de Pablo , Dios es grande y misericordioso 🙏🙏🙏
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