Iniciativa Apostólica
El Inmaculado Corazón de María triunfará








     Gabriel García Moreno fue asesinado por conspiradores liberales el 6 de agosto de 1875, después de haber dominado la política ecuatoriana desde 1860. Un puñado de asesinos sorprendió al caudillo en la entrada del Palacio Nacional en Quito, y le propinaron sucesivos golpes de machete y disparos de revólver. Luego, fue conducido a la Catedral, en donde falleció al pie del altar de la Virgen de los Dolores, y posteriormente a una sala del templo, en donde el médico francés Esteban Gayraud administró la autopsia. Un "fotógrafo y pintor" llamado Pérez Pinto tomó varios retratos del caudillo tendido en la plaza principal ante el palacio y en el examen post mortem. La autopsia resaltó no sólo el estado mutilado del cadáver, sino el hecho de que García Moreno portaba varias insignias religiosas. Estas incluían "un trozo de la verdadera cruz", una medalla que de un lado mostraba el símbolo del primer Concilio Vaticano, y del otro, un retrato de Pío IX, un rosario, un escapulario del Sagrado Corazón de Jesús, además del discurso con que iba a inaugurar su tercer periodo presidencial, el 10 de agosto de 1875. Posteriormente, el cadáver del presidente fue expuesto en la Catedral con uniforme militar de gala, sombrero de plumas y rodeado de una guardia de honor. La exhibición del cadáver y su captura fotográfica eran producto del género del retrato mortuorio. En estas fotografías, García Moreno fue presentado como un miles Christi (soldado de Cristo), como lo definió una de las oraciones fúnebres en las exequias. El sacerdote Vicente Cuesta subrayó en su alocución la condición de mártir de García Moreno, "acreedor de la corona de martirio por haber sido el campeón de la nación y del Santuario".

     La primera proclama de las autoridades civiles sobre la muerte de García Moreno correspondió al Concejo municipal de la ciudad de Quito. Dominado por conservadores, este concejo emitió una escueta resolución, donde se limitó a condenar el "execrable asesinato del día de ayer". Pocos días después, el 30 de agosto, el Congreso ecuatoriano promulgó un decreto más elaborado referente a la muerte del caudillo, que moldeó la memoria de García Moreno tanto en Ecuador como a escala internacional. El decreto definió al presidente asesinado como "regenerador de la patria y mártir de la civilización católica", y destacó el "cumplimiento de sus deberes de magistratura católica". En otras palabras, calificaba a García Moreno de exponente de un modelo de gobierno católico, y de mártir. La referencia a la "civilización católica" agregaba un elemento clave, pues definía al catolicismo como la fuente de progreso ilimitado material y moral, y postulaba como su adalid sin parangón a García Moreno. 

     Como indica la existencia de la revista jesuita en Roma, La Civiltà Cattolica, la civilización cristiana o católica era un concepto conocido en Europa. No obstante, el énfasis en los avances materiales como rasgo de esta civilización y su asociación con García Moreno eran productos del conservadurismo católico ecuatoriano, identificado con el progreso lineal.

     En  Francia y en el Vaticano se difundió simultáneamente la noticia del cruento asesinato, y se lamentó la muerte de García Moreno. En Europa, la primera noticia del crimen apareció en el periódico conservador parisiense Le Figaro, el 24 de agosto de 1875. La nota firmada por un conocido editor del periódico, Auguste Mercade, anunció el magnicidio y señaló que García Moreno era el cuarto gobernante en América en enfrentar ese destino desde Abraham Lincoln. 

     Así, el periodista atribuyó el asesinato del caudillo a la violencia política endémica en el continente americano. Un mes después, L’Univers, el principal diario católico francés, publicó un extenso elogio a García Moreno firmado por el periodista más célebre del campo católico en Francia, Louis Veuillot. No era la primera vez que L’Univers se había referido a García Moreno. En 1871, este periódico lo presentó como un ejemplo para la Asamblea Nacional de Francia de ese año, que "elegida para formar una monarquía se deslizó hacia la república". 


     En esta ocasión, Veuillot identificó a García Moreno como el único defensor del Vaticano ante la reciente toma de Roma por el reino de Italia. El periodista, en 1875, no escatimó palabras al elogiar al recientemente asesinado caudillo, remarcando en que García Moreno había sido un promotor del progreso. Al mismo tiempo, lo enmarcó en el contexto del legitimismo católico francés y la internacional blanca (o católica), como también en la guerra entre "las dos Francia", la desilusión de los católicos franceses con el destronado Napoleón y las teorías de gobierno católico que circulaban en ese país europeo.

     Veuillot elogió a García Moreno como gobernante cristiano, "hombre de Jesucristo en la vida pública", equiparable a los "jueces del antiguo Israel". Estas afirmaciones apuntaban a un lenguaje común existente entre conservadores católicos en Ecuador y Francia, ya que la prensa ecuatoriana también calificaba a Ecuador de "el Nuevo Israel", y a García Moreno, de gobernante católico. En cambio, con referencias basadas en el legitimismo monárquico borbónico, Veuillot contrastó la grandeza de García Moreno con los "intrascendentes presidentes de repúblicas" y con las ilusiones suscitadas por supuestos "hombres providencial es", una alusión, sin duda, al recientemente destronado Napoleón III. Así, calificó a la administración de García Moreno de su reino, "son règne", durante el cual el caudillo había actuado como instrumento de Dios. De hecho, el periodista francés movilizó la antigua metáfora monárquica y patriarcal del pastor para referirse al arte de gobernar de García Moreno. A fin de reforzar la pertinencia del presidente ecuatoriano para el contexto francés, Veuillot se refirió a los dos periodos de exilio en París de García Moreno en la década de 1850, y lo describió como "uno de los nuestros", en términos nacionales y políticos. Hizo hincapié en su vida espiritual. García Moreno, según Veuillot, había pasado los domingos en la iglesia de St. Sulpice y contempló en la capital francesa la batalla entre las dos Francias, la católica y la revolucionaria. París, según Veuillot, era a la vez una "escuela de sacerdotes y mártires" y el hogar de "una enorme fábrica de anticristos, de ídolos y de verdugos". En París, continúa Veuillot, García Moreno había decidido firmemente alinearse con el bien. Al concluir su elogio, Veuillot calificó a García Moreno de "mártir de su pueblo y de su fe" y víctima de la masonería, que habría contratado a los que perpetraron el crimen. El dinero, según el periodista, había venido "de la banca de Perú, guarida principal de la Franco masonería".

     La teoría del asesinato masónico, que fue formulada de manera directa por primera vez en este artículo de Veuillot, se convirtió rápidamente en un rasgo infaltable de la memoria transnacional de García Moreno, puesto que la masonería era la impulsora de la revolución y, por tanto, encarnación del mal. La idealización de García Moreno a manos de Veuillot no sólo exhibía al púbico francés un modelo político, el Estado cristiano de corte patriarcal, sino que reforzaba la identidad subnacional de los católicos franceses al apelar a sus anhelos y frustraciones y a su confrontación cultural y política con la Francia secularizante de la emergente Tercera República. Planteaba, en otras palabras, un proyecto nacional de una Francia católica, aunque se trataba de una aspiración perteneciente a una comunidad confesional subnacional.

     El 9 de noviembre de 1875 se anunció en el mismo L’Univers que en esos días se celebraría una misa en Saint-Sulpice en honor de García Moreno. Esta iglesia se había convertido, sin duda gracias a la nota de Veuillot, en un lugar de la memoria del caudillo católico, y lo sería por varias décadas. Asimismo, el hebdomadario católico y conservador La France Illustrée publicó una breve biografía de García Moreno acompañada de varias ilustraciones de iglesias, paisajes y escenas cotidianas de Ecuador. Las fotografías permitían al público francés situarse en el lejano contexto ecuatoriano, el "pequeño escenario" de la vida de García Moreno. Estas ilustraciones, provistas por Juan Aguirre, aliado quiteño del caudillo, permitían adecuar el relato de vida de García Moreno a un género popular del periodismo de la Tercera República, las revistas ilustradas.

     El papa Pío IX se refirió simultáneamente al asesinato de García Moreno en un discurso pronunciado en la Santa Sede ante peregrinos franceses de Laval. Al igual que Veuillot, el papa situó el asesinato de García Moreno en el contexto europeo y enmarcó el asesinato en la persecución que afrontaba la Iglesia, así como en el supuesto rol de los masones en las campañas anticlericales. "El imperio recientemente fundado", el Segundo Reich, fue señalado por el papa como "anonadar a la Iglesia católica en su seno y en toda la superficie de la tierra". Según Pío IX, "este imperio emplea toda clase de medios, escogiendo preferentemente los de destrucción" para lograr su fin de perseguir a la Iglesia. Con ello, el papa aludía al papel de Bismarck en el asesinato de García Moreno y apelaba a los sentimientos antigermánicos de una Francia humillada en la guerra franco-prusiana. Antes de su muerte, García Moreno había escrito a Pío IX una carta en la que contaba que se había enterado de que desde Alemania, se estaba impulsando a las logias masónicas en el mundo a una campaña de propaganda en su contra, y que estas estaban buscando el medio para asesinarlo. Pío IX se refirió a estas circunstancias y a la persecución de la Iglesia en América, "allí donde España y Portugal plantaron la Cruz", atribuyéndolas a la "rabia masónica". En medio de esta persecución, según el papa, se había levantado "milagrosamente" en Ecuador una "república que se distinguía por la rectitud de los que la gobiernan y la fe inquebrantable de su presidente, el cual siempre se mostró hijo sumiso de la Iglesia y lleno de inmenso afecto y amor para con la Santa Sede [...]". El papa destacó el anhelo de García Moreno de asegurar el bienestar material, moral y espiritual, aludiendo a la civilización católica. Ante este exitoso modelo de gobierno católico, según el papa,"los impíos habían organizado una asamblea en el país vecino" de Perú y "decretado su muerte". Pío IX asoció sutilmente a García Moreno con los mártires de la Iglesia temprana.

     El discurso de Pío IX es significativo, no sólo porque aludió al concepto de la civilización católica, con el cual se vinculaba a García Moreno en Ecuador, sino también porque reconoció explícitamente que una república podía ser un modelo de gobierno católico.

     El elogio de Pío IX fue seguido por conmemoraciones rituales y artísticas de la muerte de García Moreno en Roma. En la ceremonia fúnebre que tuvo lugar en la iglesia de Santa María in Traspontina, cerca de San Pedro, a la que asistió un buen número de jerarcas de la curia romana, se alzó un catafalco dispuesto en tres órdenes de escalones, y tapizados con un paño negro bordado en oro con las insignias pontificales. La imagen milagrosa de María en esta iglesia también estaba "rodeada de cortinajes de luto". La misa en honor de García Moreno fue pronunciada en canto gregoriano.

     Dos años después, en enero de 1877, L’Univers reportó la construcción de una estatua de mármol de García Moreno en el Vaticano. Según el artículo de este diario, L’Unità Cattolica, un periódico romano, realizó una suscripción para financiar el monumento en Roma. El papa Pío IX contribuyó con dos mil francos a la suscripción, es decir, la mitad del monto recaudado. El papa ordenó, de acuerdo con L’Univers, al escultor Francesco Gianfredi "la ejecución de un busto en mármol más grande que el modelo del héroe católico, siguiendo un excelente retrato del pintor (Francesco) Minoccheri". Ambos artistas eran muy conocidos en la Roma de Pío IX, lo que resaltaba la importancia que adquirió la memoria de García Moreno en la Santa Sede.

     Según el artículo de la L’Unità Cattolica, García Moreno merecía una estatua en San Pedro comparable a las de Constantino de Bernini y Carlomagno de Cornacchini, aunque se la podía colocar en la Biblioteca del Vaticano y no en la nave principal de la basílica, como las de los grandes emperadores cristianos. El busto de García Moreno, que finalmente ejecutó Gianfredi, mostraba una inscripción en su pedestal compuesta por el jesuita Salvatore Tongiorgi, renombrado filósofo del Colegio Romano. Esta inscripción en latín hacía referencia al rol de García Moreno como "defensor de la Iglesia", y a su muerte, como obra de una traicionera "mano impía". El monumento fue colocado no en la Biblioteca del Vaticano, sino en el Colegio Pío Americano en Roma, el cual recién se había constituido para formar una élite entre el clero latinoamericano, orientada hacia el proyecto de romanización de la Iglesia.

Monumento de García Moreno levantado en el Colegio Pío Latino Americano

     L’Univers, poco después, se ofreció a promover la construcción de un nuevo recinto para el Colegio Pío Latinoamericano en honor de García Moreno. "Ya que el busto no era suficiente", L’Univers se sumaba a "una suscripción para la construcción de un gran edificio donde se recogerán los hijos de la América del Sur, llamados por su vocación al servicio de los altares y deseosos de recibir al pie de la cátedra de San Pedro el don de la verdadera sabiduría".

     La construcción fue propuesta por el conde Giovanni Acquaderni, notable católico italiano, para reemplazar la entonces sede del Colegio Pío Latinoamericano, que en 1880 estaba previsto que se traspasara al Gobierno italiano. Si bien no se cumplieron los deseos de los promotores, la propuesta indica hasta qué punto García Moreno funcionaba como un ícono de la romanización de la Iglesia. No sólo que el líder ecuatoriano era recordado como el único gobernante en el mundo que protestó contra la toma de Roma por el reino de Italia en 1870, sino que era presentado como un modelo de la relación ideal entre Estado e Iglesia. Al representar la lealtad debida al Vaticano en la Iglesia universal, el busto de García Moreno reforzaba la identidad transnacional, a la vez orientada hacia Roma y América Latina, que se esperaba del clero latinoamericano.

     Otro objeto de memoria sobre García Moreno puesto en circulación por la curia, fue un retrato fotográfico de este, que Pío IX reprodujo en Roma en 1875. Al parecer, García Moreno había enviado su foto al papa cuando se negociaba el Concordato en la década de 1860. Tras el asesinato, el Sumo Pontífice la hizo reproducir con la palabra "Roma" debajo de esta, una suerte de imprimátur papal. Pío IX, que hace tiempo había asimilado la importancia de la prensa impresa, estaba consciente de los usos de la fotografía como medio para propagación de la fe, y circuló varias fotografías de él mismo. Si bien la fotografía de García Moreno tenía el aspecto de una estampa religiosa, ocupaba una suerte de espacio intermedio entre retrato fotográfico desacralizado y un objeto de culto. 

GABRIEL GARCÍA MORENO

RESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR,

CON IMPÍA MANO

MUERTO POR TRAICIÓN

EL DÍA 6 DE AGOSTO DE 1875

CUYA VIRTUD

Y CAUSA DE SU GLORIOSA MUERTE

HAN ADMIRADO, CELEBRADO Y LAMENTADO

TODOS LOS BUENOS.

EL SOBERANO PONTÍFICE PÍO IX

CON SU MUNIFICIENCIA

Y LAS OFRENDAS DE NUMEROSOS CATÓLICOS,

HA ELEVADO ESTE MONUMENTO

AL DEFENSOR DE LA IGLESIA Y DE LA REPÚBLICA

(Palabras del Papa Pío IX inscritas en el momento a García Moreno en el Colegio Pío Latino Americano) 

     El diálogo triangular entre conservadores católicos ecuatorianos y los católicos en Francia y el Vaticano se evidencia claramente en la compilación, que publicó en 1876 el clérigo ecuatoriano Eloy Proaño, de los elogios a García Moreno que se habían pronunciado en varios países del mundo en los meses posteriores a su muerte. La compilación destinada a un público ecuatoriano incluía varios artículos de L’Univers, el discurso del papa ante los peregrinos en Laval, los artículos de L’Unità Cattolica, así como textos de Ecuador, Chile y Colombia.

     Tras las primeras elaboraciones de una memoria transnacional de García Moreno entre 1875 y 1877, el culto a la memoria del caudillo católico fuera del Ecuador se profundizó entre 1883 y 1921. El reinicio de la conmemoración se debió a que en Ecuador la memoria de García Moreno fue recuperada cuando un gobierno conservador moderado se instaló tras el interludio liberal de la dictadura de Ignacio de Veintemilla (1876-1883) y la guerra civil, iniciada en 1882, que la derrocó.

     En 1883-1884, el gobierno provisional conservador moderado ratificó la consagración de la nación al Sagrado Corazón de Jesús (SCJ), operada diez años antes por García Moreno, y ordenó la construcción de un templo dedicado al SCJ denominado Basílica del Voto Nacional. Esta se inspiró en la Sacré Cœur de Montmartre, en París, también conocida como la Basílica del Voto Nacional. Así como Sacré Cœur buscaba expiar los pecados cometidos desde la Revolución francesa hasta la Comuna parisina en 1870, el nuevo templo era un acto de penitencia por los pecados colectivos en Ecuador en los años anteriores, especialmente el asesinato de García Moreno. Como declaró uno de los promotores de la nueva basílica en Ecuador, el franciscano José María Aguirre, el inicio de su construcción marcaba el fin del castigo perpetrado por el "Ángel de la Muerte", que por el asesinato de García Moreno "desenvainó la vengadora espada y la vibró con furor sobre la Nación". 


Basílica del Voto Nacional. En primer plano, monumento a Gabriel García Moreno 

     A la par del inicio de la construcción de la Basílica del Voto Nacional, en 1885 se conmemoró oficialmente el asesinato de García Moreno con una misa solemne en la Catedral, a la que asistieron importantes autoridades cívicas y religiosas. La reafirmación de la consagración al SCJ y la reactivación de la memoria de García Moreno convirtieron al caudillo católico de nuevo en objeto de admiración en Europa. Hubo en ese momento una serie de intercambios mediante las redes existentes entre los católicos europeos y los conservadores católicos ecuatorianos. El boletín católico francés Messager du Cœur de Jésus, por ejemplo, felicitó a Ecuador por la construcción del templo y recordó al "profeta García Moreno". La obra de la basílica, a su vez, fue puesta a cargo de la orden francesa de los Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y María, que el obispo Ignacio Ordóñez reclutó para esta tarea en Roma. El escritor francés Eugène Villedieu, que había escrito una diatriba en contra de la Comuna parisina, elogió a la "Tierra de García Moreno", y el célebre autor francés Léon Maricourt publicó en la revista ecuatoriana La República del Sagrado Corazón de Jesús un elogio a la reafirmación de la consagración. Poco después, el Gobierno ecuatoriano obsequió al papa León XIII el discurso ensangrentado de García Moreno como una suerte de reliquia. Para León XIII, el Ecuador de la época progresista (1883-1895), dominado por gobiernos conservadores moderados, se convirtió en referente actual para su política de accidentalismo que postulaba que el catolicismo era compatible con cualquier régimen político, incluida la república.

     ¡Dios no muere!


Fuente:

journals.openedition.org

- Círculo Beato Pío IX

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