Eran tiempos de la Colonia. La Sagrada Imagen, recién confeccionada por los Arcángeles San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, era el centro de los homenajes. Bautizada por el quinto Obispo de Quito, Mons. Salvador de Ribera y Dávalos con el maravilloso nombre de "María del Buen Suceso de la Purificación o Candelaria", fue colocada en el Altar para la veneración de los fieles durante la Novena previa en su honor.
Prédicas de realce a la grandeza de tal portento con el que Dios había dispensado a aquellas tierras, así como exhortaciones al pueblo a la penitencia, fueron la introducción para la fiesta del día en que se llevaría a cabo la Consagración y Coronación de la milagrosa Imagen.
El Cabildo, la Real Audiencia, las Órdenes Religiosas, los fieles, acudieron al llamado del Obispo para participar de una ceremonia pública y solemne.
Muy temprano por la mañana del día 2 de febrero, la aglomeración de los devotos era tal, que en el templo de las Religiosas Concepcionistas no cabía ya la multitud, incluso el Obispo, quien presidiría la ceremonia, tuvo que "pasar casi por el aire", como lo reseñan las crónicas de la época.
La Imagen, lucía un hermoso vestido, con un espectacular manto dorado de seda bordado con hilos de plata, además un collar de finas perlas así como tres espléndidos anillos de oro, uno adornado de esmeralda, otro de diamante, y un tercero, de rubíes en forma de corona real.
Después de la Santa Misa, la Imagen fue colocada en el Altar Mayor, ciñendo en su cabeza la corona, y en su brazo derecho, el báculo. A los pies de la Imagen había sido colocada una inscripción para conocimiento de los fieles: "Soy de María del Buen Suceso, año 1611, día 2 de febrero".
A continuación, a las nueve de la mañana, el Obispo Salvador de Ribera procedió a la Consagración con el Óleo Santo - con el que se acostumbra a consagrar las catedrales - y a la Bendición pública de la Santa Imagen a las nueve de la mañana.
Después, el Prelado pidió a todos que lo acompañen con esta oración:
"¡Salve María Santísima, Hija de Dios Padre!;
"¡Salve María Santísima, Madre de Dios Hijo!;
"¡Salve María Santísima, Madre de Dios Hijo!;
"¡Salve María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo!;
"¡Salve María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad!…".
Luego de la Consagración de la Imagen, se dio inicio a la solemne procesión por los Claustros del Monasterio hasta llegar al Coro Alto, lugar donde sería entronizada a pedido de la propia Santísima Virgen, sobre el sillón de la Priora, para desde ese sitio gobernar su Convento y al pueblo en general. Allí, el artista español Francisco de la Cruz del Castillo había trabajado con esmero un nicho dorado, en cuya parte superior había una Cruz, al pie de la cual había una talla del Padre Eterno entre nubes, teniendo en su pecho al Espíritu Santo en forma de paloma.
Religiosas Concepcionistas de Quito, rezando en el Coro Alto del Convento, ante la Imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso. Nótese el nicho fabricado por don Francisco de la Cruz Castillo |
Al frente de la procesión, iba la Santa Cruz, enseguida el Obispo, y después los clérigos seculares y los frailes franciscanos, mercedarios, y agustinos. No podía faltar una devota y gran dama, la señora Marquesa, en calidad de madrina de la Portentosa Imagen. Entre tanto, el pueblo, enteramente acongojado, se despedía de su Madre Celestial encarnada en la Sagrada Efigie, pues no volvería a verla sino el 2 de febrero del año siguiente.
Banderas reales, tapetes, bellas cortinas de seda, flores, adornaban los patios de la Clausura, para el paso de la Procesión. Eran los mismos pasillos recorridos cuantas veces por la propia Reina del Cielo cuando bajaba a esta tierra para entonces, entablar con la Madre Mariana de Jesús Torres, celestiales coloquios de dulzuras inefables.
En el trayecto de la procesión, la unción embargaba la atmósfera de tal modo, que los participantes extasiados se decían susurrando los unos a los otros:
"¿Qué nos sucede? ¡Hay algo aquí, de muy sobrenatural!".
Así, Nuestra Señora del Buen Suceso una vez coronada por primera vez, se presentaba ante el mundo como la Reina de las Victorias...
Cuatro siglos después...
Año 1991. Son tiempos modernos y la devoción a Nuestra Señora del Buen Suceso, lucha denodadamente por recobrar su esplendor de siglos atrás, y por abrirse paso en medio de un presente cada vez más borrascoso, debido al caos reinante en el mundo, a una espantosa inmoralidad y al indiferentismo religioso que gobierna las almas de muchos.
Transcurridos 380 años de la solemne Consagración de la Sagrada Imagen y de su Coronación como Reina y Madre del Buen Suceso, su devoción ha ido en aumento, especialmente desde 1986, con motivo de la introducción por parte del Arzobispado de Quito, de la Causa de Beatificación de la Sierva de Dios, la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres, cofundadora del Real Monasterio de la Inmaculada Concepción.
Son múltiples los favores, que tanto el Monasterio de las monjas conceptas como los devotos de Quito y del Ecuador, han recibido de la Madre de Dios, bajo esta insigne advocación y con la feliz intercesión de la benignísima Abadesa, a quién la Virgen Santísima consideraba su "Hija Predilecta".
Es preciso resaltar que desde la Coronación hecha por el Obispo Ribera en 1611, esta devoción ha sido aprobada por todos los obispos de Quito.
Aprobación Vaticana
Sin embargo, la aprobación de Roma se haría oficial recién en el siglo XX. La coronación canónica otorgada desde la Ciudad Eterna tuvo lugar en Quito, el sábado 2 de febrero de 1991, de manos del Arzobispo de Quito, Mons. Antonio González Zumárraga. Ese mismo día, la Iglesia del Convento Concepcionista, llena por completo, fue declarada Santuario Mariano aprobado por el Vaticano. En medio del frenesí revolucionario que avanza a galope, desplazando los principios cristianos, la autenticidad de las apariciones de Nuestra Señora del Buen Suceso y el reconocimiento de las virtudes sobrenaturales de la Madre Mariana, obtienen así, con el decreto de Roma, un carácter profético oficial.
En reiteradas ocasiones, la Santísima Virgen insistió por medio de la Madre Mariana, la necesidad de difundir ampliamente Su advocación ante la crisis de fe sin precedentes que embargar al siglo XX. Se volvería urgente apartar al corto número de almas, fieles aun a los principios cristianos, del tren revolucionario que los lleva a la apostasía, y esta devoción tendría precisamente esa gracia insigne, impresa en sí misma: reencender la luz preciosa de la fe, casi por apagarse en las almas (1).
Lo sucedido esa bendita mañana, parece confirmar el beneplácito de la Madre de Dios ante el renacer de la Advocación: en casi 400 años de historia de la Portentosa Imagen, ésta sale a la calle por primera vez.
Y para todos los allí presentes, resulta algo increíble: devotos de Estados Unidos, España, Brasil, Perú, Colombia, llegados en nutridas delegaciones para ese día, junto a los miles de ecuatorianos apostados dentro y fuera del templo, quedan maravillados al ver que Nuestra Señora, Feliz Patrona del Reino de María, pasa junto o delante de Ellos, derramando gracias inolvidables, mostrándose como Reina otra vez. Como que confirmando que, pese a que todo pueda indicar lo contrario, el triunfo de su Inmaculado Corazón será una realidad.
Lo sucedido esa bendita mañana, parece confirmar el beneplácito de la Madre de Dios ante el renacer de la Advocación: en casi 400 años de historia de la Portentosa Imagen, ésta sale a la calle por primera vez.
Y para todos los allí presentes, resulta algo increíble: devotos de Estados Unidos, España, Brasil, Perú, Colombia, llegados en nutridas delegaciones para ese día, junto a los miles de ecuatorianos apostados dentro y fuera del templo, quedan maravillados al ver que Nuestra Señora, Feliz Patrona del Reino de María, pasa junto o delante de Ellos, derramando gracias inolvidables, mostrándose como Reina otra vez. Como que confirmando que, pese a que todo pueda indicar lo contrario, el triunfo de su Inmaculado Corazón será una realidad.
Compartimos con Ustedes, fotos de aquél histórico día, de aquellos momentos inolvidables de la segunda Coronación de Nuestra Señora del Buen Suceso:
Decreto de la Coronación Canónica de Nuestra Señora del Buen Suceso |
La Portentosa Imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso, salió a las calles de Quito por primera vez en su historia, el 2 de febrero de 1991, día de su Coronación Canónica |
Continúa en el siguiente artículo.
Notas:
1.- "Mi culto bajo la Invocación del Buen Suceso, será la sustentación y salvaguarda de la fe ante la casi total corrupción del siglo XX".- Revelaciones de la Santisima Virgen a la Madre Mariana (extraída del Libro Vida Admirable de la Madre Marians de Jesús Torres, por el Padre Manoel de Souza Pereira, OFM).
Virgen Maria del Buen Suceso gracias por guiarnos y cubrirnos con tu manto sagrado.
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