Había cierta vez un hombre joven dilacerado por una situación afectiva crítica. Quería con toda el alma a su bonita y joven esposa, y tributaba también mucho afecto y profundo respeto a su propia madre.
Pero las relaciones entre nuera y suegra eran bastante tensas y, por celos tal vez, la encantadora joven llegó a ser tan mala, que concibió un odio infundado contra la venerable anciana.
En cierta ocasión la joven colocó al marido entre la espada y la pared: o él iría a la casa de su madre y la mataría y le traería el corazón de la víctima, o la esposa abandonaría inmediatamente el hogar.
Después de muchas dudas e indecisiones, el joven cedió.
Y aquel conturbado marido, mató a aquella que le dio la vida, le arrancó el corazón de su pecho, lo envolvió fríamente en un paño y regresó apresuradamente a su casa.
Pero sucedió que en el camino el caballo del joven, desbocado en loca carrera, tropezó violentamente lanzando por los aires al infeliz jinete.
Caído en tierra oyó entonces él una voz que saliendo del corazón materno, le preguntaba llena de desvelo y cariño: ‘¿Te has hecho daño hijo mío‘?
Una alegoría sobre el amor materno
Con esta cruda alegoría el mencionado autor quiso destacar lo que el amor materno tiene de más sublime y conmovedor: su desinterés completo, su entrega gratuita, su ilimitada capacidad de perdonar.
La madre ama a su hijo cuando éste es bueno. Sin embargo, no lo ama sólo por ser bueno. Lo ama también aunque sea malo.
Lo ama simplemente por ser su hijo, carne de su carne, sangre de su sangre. Lo ama generosamente sin esperar ninguna retribución.
Lo ama desde el propio vientre y en la cuna, cuando todavía éste no tiene capacidad de merecer amor que le es prodigado.
Lo ama a lo largo de su existencia ya sea cuando ascienda al auge de la felicidad y de la gloria, o cuando ruede por los abismos del infortunio y hasta del crimen.
Es su hijo, y eso es suficiente.
Un amor razonable
Este amor, altamente de acuerdo con la razón, tiene en los padres también, algo de instintivo. En cuanto instintivo, es análogo al amor que la providencia puso hasta en los animales por sus crías.
Para medir la sublimidad de este instinto, basta decir que el más tierno, el más puro, el más soberano y excelso, el más sacro y sacrificado de los amores que existió en la tierra, el amor del Hijo de Dios por los hombres, fue por Este comparado al instinto animal.
Poco antes de padecer y morir, lloró Jesús sobre Jerusalén, diciendo: «¡Jerusalén, Jerusalén, cuántas veces quise yo reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus pollitos debajo de las alas, y tu no quisiste!«.
Sin este amor no hay paternidad o maternidad digna de este nombre. Quien niega este amor en su excelsa gratitud, niega por lo tanto la familia.
Es este amor lo que lleva a los padres a amar a sus hijos más que a otros -de acuerdo con la ley de Dios- y desear para ellos con afán una educación mejor, una instrucción mejor, una vida futura estable, una superación verdadera en la escala de todos los valores, inclusive los de índole social.
Para esto los padres trabajan, luchan, economizan. Su instinto, su razón, los dictámenes de la propia Fe, los llevan a asumir tal actitud.
Acumular una herencia, por ejemplo, para ser transmitida a los hijos, es un deseo natural de los padres. Negar la legitimidad de ese deseo es afirmar que el padre debe tratar a su hijo como a un extraño. Es destruir la familia.
Artículo de Plinio Corrêa de Oliveira basado en una alegoría de Emile Faguet. Tomado de accionfamilia,org
Que hermoso relato
ResponderEliminarMuchas gracias
Muchas bendiciones
Muy amable. Sabías enseñanzas.
ResponderEliminarMuchas gracias. Linda la historia. Que tengan un lindo día.
ResponderEliminarBuenos días. Les agradezco por la historia. Tengan un día lleno de muchas bendiciones. 👼🏻
ResponderEliminar🤗Gracias. Pues así es
ResponderEliminarEste amor es el que nos da Dios para ellos. Un amor precioso
Gracias, muchas gracias, una historia muy trágica pero llena de verdad
ResponderEliminarGracias por compartir tan linda historia con una verdad innegable.
ResponderEliminarQue tierna historia, aunque fuerte, pero dulce.
ResponderEliminarGracias por su aprecio
Muchas gracias
ResponderEliminarHermosa historia
Muchas gracias, me ha conmovido. Que hoy y todos los días Jesús y Nuestra Santísima Madre los colmen de BENDICIONES .
ResponderEliminarMil gracias, hermosa reflexión, saludos.
ResponderEliminarMe han hecho llorar con esa historia tan conmovedora!
ResponderEliminarQue bonito. Gracias. Bendiciones
ResponderEliminarMuchas gracias linda historia
ResponderEliminarHermoso 👌
ResponderEliminarGracias, linda y conmovedora historia. BENDICIONES🌹🙏
ResponderEliminarMuchas gracias
ResponderEliminarPor eso nosotras las madres debemos dejarnos guiar por nuestras madre Santa Maria para que Ella. Is eduque en la Fe y en las virtudes , para poder así también guiar a nuestros hijos
Que ella siempre sea esa estrella que guíe nuestros caminos
Muchas gracias, les agradezco por compartir esa historia tal linda conmigo. Dios y la Virgen los bendigan.
ResponderEliminarQue bella historia
ResponderEliminarEsa es la madre, llena de amor y perdón a sus hijos.
Gracias por compartir
Buenas tardes mi querido hermano, muchas gracias por sus lindos y buenos deseos de amor a Nuestra Madre, del Seno de María SANTICIMA nace nuestra vocación de madre y me siento muy agradecida de Dios Padre que se fijó en tanta pureza en tanta humildad y Ella es Nuestra Madre de Ella nace de Ella son la Virtudes que si le pedimos a Ella nos podemos asemejar Ella María Santicima Reina y Señora de todo lo creado.
ResponderEliminarQue linda historia muchas Gracias bendecido día !
ResponderEliminarMuchas gracias. El amor de una Madre es inmenso.
ResponderEliminarMuchas gracias!!!
ResponderEliminarMaravillosa enseñanza.