El testamento de la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres, es realmente excepcional. Por su profundo contenido espiritual, su lectura enriquece y eleva el alma; en él, la religiosa concepcionista española, nos legó una serie de maravillas para ser admiradas con nuestros ojos y veneradas con fervor, resaltando entre todas, la portentosa Imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso.
En medio de un mundo cada vez más gobernado por el igualitarismo, el error y la vulgaridad, es menester que admiremos la majestad, misericordia, poder, belleza, justicia, bondad, pureza y superioridad incomparables y que en la Sagrada Imagen se reflejan de modo admirable. Desea Ella, gobernar nuestras almas enteramente.
En su testamento, la Sierva de Dios, fallecida el 16 de enero de 1635, nos incentiva a mover nuestras almas en dicho sentido. Reside ahí el fundamento de una auténtica devoción a Nuestra del Buen Suceso:
"Mientras el Divino Maestro se hallaba colgado en el infame patíbulo de la Cruz, expirando entre dolores y tormentos casi infinitos, la cuarta palabra que pronunció o que dejó como legado a la humanidad redimida, fue dejarnos como madre a su propia Madre. Y, dirigiéndose a la Virgen Madre, le dijo: 'Madre he aquí a tu hijo', el discípulo amado. Y luego, dirigiéndose a él, le dijo: 'Aquí tienes a tu Madre'.
"Apropiándome de esta cuarta palabra de mi esposo moribundo, yo, moribunda Madre de éstas mis hijas, les digo mis últimas palabras en el lecho de la agonía. Me dirijo a Ustedes, mis hijas actuales, como también a todas que lo serán en todos los tiempos, hasta la consumación de los siglos.
"Ahí tienen a su Madre del Cielo, María Santísima del Buen Suceso. Ella les dará siempre buenos sucesos.
"Como Ustedes saben, Ella siempre me trató con su amabilidad y ternura de Madre, y me ordenó mandar a elaborar una estatua, nombrando para esto a un hombre de Dios, como lo fue Francisco del Castillo, quien ya goza de la Eternidad. Quiso él, una vez terminada su obra, darle los últimos retoques con los mejores barnices y pinturas. Pero la amabilísima voluntad de nuestro buen Dios, por el amor de predilección que tiene para éste, su querido Monasterio, dispuso que la bella Imagen que se encuentra en el coro alto sobre el sillón de las señoras Abadesas, fuese no sólo acabada por los ángeles, sino ¡Oh prodigio!, ¡terminada por ellos!
"[Me fue dado poder ver que] las primeras manos de pintura aplicadas en la imagen por don Francisco, se hallaban regadas en el suelo. Él, lleno de un especial espíritu de admiración y honestidad, aseguró después bajo juramento y por escrito, que el acabado de la imagen no era el mismo que él había logrado en el día anterior, siendo tal la sacralidad y respeto que emanaba la estatua, que no osaría ni siquiera besarla pues la consideraba una obra de los ángeles y no suya.
"A partir de entonces sucedieron tantos y tantos prodigios relacionados con la santa Imagen, la cual les dejo como herencia, y así constará en mi testamento. Ámenla con entusiasmo y con amor porque Ella ha querido ser la perpetua Abadesa de este Monasterio, el cual le pertenece. Por eso ordenó ser colocada en el lugar en que se encuentra, con las llaves de la clausura puestas en sus benditas manos, para proteger su morada de la codicia de los hombres incitados por el diablo en todos los tiempos, y contra la satánica envidia, que con empeño y poder diabólicos, querrá destruir esta obra de Dios.
"Amen mucho a la Santísima Virgen. Imiten sus virtudes, sobre todo su profunda humildad. Su ardiente amor a Dios y a los pobres pecadores. Conserven y difundan el culto a Nuestra Señora bajo la tierna advocación del Buen Suceso y con ésta obtendrán todo cuanto pidan a Jesús y a María".
Con toda certeza, Nuestra Señora dará también al mundo, cada vez más perdido, el colosal buen suceso del desplome de Satanás, y de su obra, la Revolución anticristiana.
Tomado de la obra Vida admirable de la Madre Mariana de Jesús Torres, Padre Manoel de Souza Pereira OFM. Las palabras en negrito fueron resaltadas por nuestro blog).
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