Iniciativa Apostólica
El Inmaculado Corazón de María triunfará

 




M

V/. Ave María Purísima
R/. Sin pecado concebida

NOVENA A LA SANTÍSIMA VIRGEN
DEL BUEN SUCESO

CUARTO DÍA

Oración inicial para todos los días ¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre del Buen Suceso, que te dignaste manifestar a través de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable ternura de tu Inmaculado Corazón, dejándonos maternales mensajes de salvación y regeneración. Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de tu Misericordia, venimos a tus Plantas para rendirte el tributo de nuestro amor y veneración. Has que tus palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de tu querido Ecuador.  Así Sea. Madre de las Misericordias La Diestra Omnipotente de la Providencia Divina es manejada por las Manos piadosas de la Virgen Inmaculada. Providencia significa prever y proveer. Conocer las necesidades de los hijos y darles satisfacción, es para un padre, prever y proveer. Saber las debilidades de la naturaleza humana, sus tentaciones y caídas, crear todo un cuerpo de leyes, todo un tesoro de Gracias, es para la Iglesia, prever y proveer. La intervención de María Santísima en el Ecuador de nuestros días tiene el valor de un milagro de la Providencia, pues María Santísima, en su advocación de Reina y Madre del Buen Suceso, ha querido ser conocida y honrada desde mediados del siglo XX y no en los siglos anteriores, seguramente porque nuestros siglos necesitan más de Ella que los ya transcurridos. En efecto, si la patria ecuatoriana, cercada de enemigos, entregada al carnaval de las pasiones, es condenada a una horrible soledad en horas enteramente trágicas, se presenta Ella como último rayo de esperanza y se nombra María del Buen Suceso. El 27 de julio de 1941, su Imagen venerable, hechura de los ángeles, elevó sus Ojos al Cielo, los paseó por los ámbitos de su templo y los dejó ver por miles de personas. La Virgen nos miraba con ternura y compasión por ser la primera nación en el mundo consagrada al Sagrado Corazón de Jesús. Pidámosle que hoy, cuando asistimos al apagarse de la luz preciosa de la Fe en las almas, nos cubra y nos bendiga con sus Ojos misericordiosos. ¡Oh, Señora del Buen Suceso! Cobíjanos bajo el amparo del manto blanquísimo de Vuestra Misericordia. No nos deseches jamás de Vuestro lado, y que los pliegues de dicho Manto sean para nosotros como un pabellón que nos ponga a cubierto de la Santa Ira de Dios. Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V/. Santísima Virgen del Buen Suceso. R/. Ruega por nosotros. V/. Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres. R/. Ruega por nosotros. Oración Final para todos los días ¡Oh, Señora del Buen Suceso, ¡que con mirada de predilección consideras al Ecuador! Atiende a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión de los espíritus. Nuestros corazones se vuelven al tuyo en la búsqueda de una luz, una ayuda, un aliento. Que todos nos empeñemos más que nunca en invocarte como Madre del Buen Suceso, con la esperanza de que así apresures para nosotros, perturbados y confundidos, el Camino de Luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a tu Divino y Adorado Hijo. Así Sea. MAGNÍFICAT Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su Nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con Su Brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén V/. Ave María Purísima

R/. Sin pecado concebida.


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DEL BUEN SUCESO.- CUARTO DÍA

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