Iniciativa Apostólica
El Inmaculado Corazón de María triunfará






Venerable Marie des Vallés, un alma expiatoria para los tiempos de conversión general


     Marie des Vallées fue una mística francesa nacida en 1590 y fallecida en 1656, por tanto, en buena medida, fue contemporánea de la Venerable, Madre Mariana de Jesús Torres, una de las fundadoras del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Quito.

     Ambas siervas de Dios tuvieron entre sí, coincidencias muy significativas: además del misticismo, se ofrecieron ante Dios como víctimas expiatorias por la salvación de las almas, aun al precio que fuese necesario, y es en este último punto, dónde la coincidencia entre estas dos almas, llevó el heroísmo y la caridad a lo inimaginable: sufrir las penas del infierno para la redención de los pecadores. En dicho sitio, Marie des Vallées y la Madre Mariana estuvieron cuatro y cinco años respectivamente.


Piensa en los Novísimos y no pecarás eternamente...

     El fuego del infierno es terrible y es para toda la eternidad. ¡Vale la pena pensar en esto! “Medita en los novísimos y no pecarás eternamente”. Los novísimos son: muerte, juicio, infierno y paraíso, por lo es necesario pensar en esas cuatro verdades.

     Sin embargo, en la actualidad, infelizmente muy poco o casi nada se habla, por ejemplo, del castigo eterno. Hablar del infierno se ha vuelto casi un tema intocable en los sermones, en las charlas de religión o en muchas de las clases de catecismo. Y si se lo menciona es para pregonar que meditar en él es inadecuado para nuestros días argumentando un infundado temor de asustar a los fieles. Ciertos teólogos modernistas, van más allá: llevados por el optimismo, crean en torno de sí una agradable atmósfera de simpatía, y afirman que casi nadie se condena al infierno. Y otros incluso sostienen 
que el infierno es sólo una mera alegoría, y que no existe por tanto.


Nuestra Señora en Fátima mostró el infierno para los pecadores se hoy





     Todos estos sofismas progresistas caen por tierra estrepitosamente, en vista de lo que ocurrió en Fátima, en 1917.

     En dicha ocasión, con la visión del infierno, la Santísima Virgen, al contrario de querer infundir en los pastorcitos un temor servil,  quiso favorecerlos acrisolando su amor y su sentido de apostolado. Y lo hizo no tan sólo por medio de palabras, sino con el argumento invencible del hecho concreto: abre el infierno a los ojos de los niños aterrorizados, para que cuenten al mundo entero lo que vieron. Y es que se debe creer en la Santísima Virgen, y no en cierta teología tibia de agua de azahar. 

     Nuestra Señora por tanto, estimula la meditación del infierno.


La visión del infierno 

     Uno de los tres pastorcitos, Lucía dos Santos así describió la terrible visión del 13 de julio de 1917:

     (Entonces) "Nuestra Señora abrió las manos como en los dos meses anteriores”.

     La Santísima Virgen se dejaba ver en un gesto propio a la imagen de Nuestra Señora de las Gracias, con las manos inclinadas hacia abajo, y un chorro de luz saliendo de las manos.

     “El reflejo que ellas expedían, parecía penetrar en la tierra y vimos una especie de mar de fuego y sumergidos en ese fuego los demonios y las almas como si fuesen brasas transparentes y negras, con forma humana”.

     El insigne líder católico, Dr. Plinio Correa de Oliveira, hace unos comentarios muy interesantes a respecto de la visión del infierno que tuvieron en Fátima, los tres pastorcitos:

     "Es necesario notar que sabemos por la fe -para que tengamos una idea de lo que es ese fuego del infierno- que se trata de un verdadero fuego. Es forzoso, por lo tanto, excluir la idea modernista de que el fuego del infierno es una expresión simbólica, que retrata los sufrimientos de carácter moral. Existe en el infierno el sufrimiento de carácter moral y ese sufrimiento es terrible. Es la privación de Dios, es la desesperación eterna, en la que la persona se siente colocada completamente fuera de su propia naturaleza, colocada en un pavoroso conflicto consigo misma. Pero junto con ese sufrimiento moral, existe un sufrimiento de orden físico que se ejerce sobre el alma. Hay un fuego verdadero en el infierno, que es realmente fuego y ese fuego quema el alma.

     "Alguien podrá decir: “pero no puedo comprender cómo siendo el alma espiritual pueda ser quemada por el fuego”. Es muy fácil de comprender: el alma espiritual ¿no está ligada al cuerpo? Ella no está atada, por lo tanto, a algo de carácter material? Si ella está ligada a la materia, ¿por qué entonces no puede ser quemada por algo material? ¡Es evidente!

     "San Alfonso María de Ligorio dice que ese fuego es tan terrible, que la peor llama de la tierra quema tan poco en comparación con ese fuego, como una llamada pintada “quema”, en comparación con una llamada real de la tierra. Ustedes comprenden, por lo tanto, que los peores fuegos que aquí se ven, no son tan terribles cuanto el del infierno".



Los tres pastorcitos, antes y después de la visión del infierno 


El infierno descrito por Marie des Vallées

     En la descripción hecha a su amigo, el Barón de Ranty, la mística francesa detalló la forma del infierno y los varios castigos que sufrió, no por merecerlos, sino por ofrecerse como víctima expiatoria en favor de las almas.

     De los cuatro años que estuvo en el infierno, en los primeros seis meses, sufrió a la vez los tormentos del alma y del cuerpo. Pasado ese tiempo, únicamente los del cuerpo. ¿Porqué primero las penas del cuerpo? Ciertamente porque siendo más terribles los castigos del espíritu, Dios Nuestro Señor quiso aumentarle los tormentos dejando lo peor para después.  


A menor impunidad en la tierra, mayores son los castigos en el infierno



El infierno, Beato Fray Angélico

     Así describe el infierno Sor Marie des Valleés:

     "Imagine un palomar en un pozo extremadamente largo y profundo. Esta es la figura del infierno.

     "Allí, los demonios cogen a las almas de los dañados y las lanzan con fuerza, primero en el agua del pozo y luego en el fuego.

     "El agua tiene forma redonda, se encuentra en el medio, y se eleva hacia arriba como si fuese un pozo pero sin estar apoyada o retenida por algo. Es un agua terriblemente repugnante y pestilente."

     Marie des Vallées pudo ver como los demonios entraban en el palomar como un torbellino, arrancando a las almas que salen desgarradas de aquellos huecos y son lanzadas en una especie de columna de agua asquerosa como la pus, que se yergue sin que nada la sontenga. Finalmente son lanzadas en olas de fuego, como el descrito arriba por San Alfonso María de Ligorio. 

     "El agua está rodeada por el fuego, que es encendido y alimentado por el furor de Dios".

     Además del fuego que existe por doquier, ella veía la cólera de Díos soplando por todo lado. 

     En la vida diaria, el pecador, es llevado por la acción del demonio a creer que Dios no se encoleriza por sus malos actos y que no recibirá un castigo por ellos. Pero, cuanto menos es castigado en la tierra, es menos probable que se arrepienta al final de su vida. Y por tanto la impunidad acumula las probabilidades del infierno. Y llegará un determinado momento en que la cólera Dios caerá sobre él, y caerá eternamente, para siempre.

En la Justicia Divina se refleja el orden del universo



El infierno, Hernando de Soto, Iglesia de la Compañía de Jesús, Quito


     "El infierno está lleno de pequeños animales como lagartos, víboras etc., que punen los pecados veniales".

     ¿Los pecados veniales quedan impunes en el infierno? De ningún modo. Marie des Vallées pudo ver que la justicia de Dios no deja nada sin castigo. ¿Cómo son los castigos por los pecados veniales? Con animales repugnantes enroscándose en el cuerpo del pecador, picando, atormentado y torturando sus cinco sentidos. ¡Y por toda la eternidad!

     "La justicia de Dios vé en los diversos castigos de los condenados, un bellísimo orden".



San Juan de Eudes 


     San Juan de Eudes, doctor de la Iglesia, fue el confesor de Marie des Vallées y garantizó que fue una santa,  por lo que atestiguó en el proceso de su canonización, y en efecto, la frase anterior sólo puede ser de una santa. Equivale a decir: 'te adoramos Señor, por la belleza del orden con que dispusiste los tormentos del infierno'. Dios, puso orden en todas las cosas, incluso en los tormentos, y la fealdad del infierno es sapiencialmente intencionada para atormentar. Normalmente se tiene la impresión de que los santos no se acuerdan de que Dios hizo el infierno, porque eso acarrea dudas sobre la fe. Es una noción equivocada de los santos.

     "...porque cada uno es castigado según la cantidad y la calidad de sus pecados. Aquél que es culpado de un sólo pecado mortal, no sufre el ardor del fuego sino en proporción de ese único pecado." 

     Es sin embargo un ardor de otro mundo. Incomparable.

     "Quien es culpable de cien, de mil o de diez mil pecados, tiene cien, mil o diez mil de esos animales pequeños que lo pican por todos lados. Cada condenado está en su lugar adecuado, sin salir de allí a no ser para pasar del fuego para el agua. Los más culpables están en los lugares más bajos".

     La mística veía que la jerarquía del mal en el infierno, es al revés. Los más abyectos permanecen en los sitios más profundos. 

     "Los mayores castigos que sufren los condenados son las del espíritu, y son dos: la ira de Dios y el conocimiento de sus proprios crímenes." 

    "Todas los demás tormentos, aunque terribles, son suaves comparadas con ella. Los dañados preferirían sufrir mil fuegos iguales al del infierno a cambio de verse libres del tormento de la ira de Dios."



La ira divina, el mayor tormento para los réprobos





     "Los mayores castigos que sufren los condenados son las del espíritu, y son dos: la ira de Dios y el conocimiento de sus proprios crímenes." 

     "Todas los demás tormentos, aunque terribles, son suaves comparadas con ella. Los dañados preferirían sufrir mil fuegos iguales al del infierno a cambio de verse libres del tormento de la ira de Dios."

     "Los condenados ven a Dios tan irritado con ellos, que verlo les causa un tormento inexpresable. Son obligados a verlo siempre con Su ira terriblemente inflamada en contra de ellos. Cuanto más culpables son, lo verán mucho más, y quisieran no verlo, y si pudiesen lo aniquilarían". 

     "Y lo que los lleva a la más horrible  desesperación es el saber que Dios será siempre Dios y que por siempre lo verán irritado en contra de ellos".

     Desearían mil veces los sufrimientos del cuerpo antes que ser oprimidos por lo cólera divina. He ahí el tamaño de ésta: la fuerza del tormento del fuego y la repugnancia del agua putrefacta no son nada en comparación con la ira de Dios, que castiga en lo más noble y en lo más culpable, el alma humana

     En el infierno, los réprobos no pueden ver a Dios cara a cara, pero sí pueden ver la cólera trituradora y atormentadora de Dios aplicándose sobre ellos. Es como estar en una sala completamente oscura teniendo un enemigo adentro. No se lo puede ver, pero sí sentir su cólera en medio del silencio. 

     Era así que Marie des Vallées veía a Dios. Ella, que amaba mucho a Dios, era atormentada por la cólera del Dios que adoraba, y soportaba la ira que Dios tenía con aquellos por quienes ella estaba sufriendo, llevando sobre sí misma, todo el peso de la cólera divina.


La indignación de Nuestra Señora y de los santos 

     "Más allá de eso, veía en Dios a todas las criaturas enfurecidas contra ella, cada una en la proporción del grado, de la gracia o de la gloria que poseía"

     "Veía a la Santísima Virgen reprobándola más de que todos los ángeles, santos y demás criaturas reunidas". 

     "Veía a los mayores santos del Cielo, rechazándola mucho más de los que estaban más abajo, y a los bienaventurados más de lo que las criaturas de la tierra. En la tierra, los que mejor estaban en gracia de Dios le hacían ver su enorme rechazo, mucho más que los poco fervorosos. 

     "Una buena cantidad sólo la miraba de reojo, y ella no se incomodaba mucho con esos. Eran los que estaban en relativo estado de gracia,
 muy próximos a caer en pecado. Estos no incuten mayor rechazo a los réprobos.


El odio al demonio, una verdad olvidada

     Con sus cuatro años en el infierno, Marie des Vallées, nos enseña como es necesario odiar al demonio y a la tentación. Toda tentación, producida por una causa natural, es recrudecida con una acción del demonio. Detrás de toda tentación está el demonio. Por tanto, si no se odia al demonio y a la tentación, se estará muy cerca de caer en pecado.



El infierno, Gustave Doré 


La creación es incompatible con el infierno

     "Veía también en Dios a todas las demás criaturas: el fuego, el aire, la tierra, el agua, los animales, los peces, los pájaros, las piedras y todas las demás cosas insensibles e inanimadas que gritaban venganza, reprochándole sus crímenes y queriendo aniquilarla".

      "No había el menor átomo que no le indique ser lo suficiente para hacerla polvo y hacer que sufra los tormentos del infierno"

     La creación, por su naturaleza intrínsecamente buena, es incompatible con el demonio. Hay en ella una incompatibilidad fundamental en donde su belleza choca con el demonio. Todo lo que hay en la tierra y en el universo, fue creado conforme a Dios, por tanto es incompatible con el pecado que es una ofensa a Dios. Portanto a su modo, detesta al pecado que es lo contrario de los animales, de los vegetales, de los minerales y de todos los seres que existen. Y así como el recorrido de los ríos hacia el mar es un cántico de amor a Dios y de aversión al demonio, así también el condenado es el mar en que desembocan los rios de todos los tormentos.  

El heroísmo de la expiación 


     Leyendo esta narración, ¿quién tendría el valor de ofrecerse para ir a sufrir en el infierno, durante cierto tiempo, por la salvación de alguien?

     Ciertamente es muy difícil seguir ese ejemplo. En el régimen común de la gracia, la situación es tan terrible que nadie lo aceptaría sin antes recibir gracias excepcionales de la Providencia. Cuando Dios pide esto a alguien, le otorga el valor necesario, para que con generosidad y fidelidad, pueda aguantar lo que aguantaron Sor Marie des Vallées y la Madre Mariana de Jesús Torres.





CONTINÚA EN EL PRÓXIMO ARTÍCULO: LA MADRE MARIANA DE JESUS TORRES ENTRA EN EL INFIERNO

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