¿Los actuales acontecimientos en el mundo, tanto en el orden temporal como espiritual, son producto de una mera casualidad? O por lo contrario, ¿obedecen a una premeditación llevada a cabo por un ente superior oculto, capaz de influenciar en todos los campos de la acción humana?
En el libro Vida admirable de la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres, su autor, el Padre Manoel de Souza Pereira, O.F.M.,
describe las profecías hechas por la Santísima Virgen del Buen Suceso durante los siglos XVI y XVII, a la religiosa española, fundadora del Real Monasterio de la Limpia Concepción de Quito.
Varias de esas profecías hacen referencia a un poder invisible y dominador, el cual mediante una guerra sin cuartel en contra de la Santa Iglesia, quiere acabar con esta, implantando el reinado del demonio sobre la tierra.
Citamos aquí algunas de esas previsiones, hechas por Nuestra Señora del Buen Suceso a la Madre Mariana:
– "Habiéndose infiltrado la secta en todas las clases sociales... (1)
Citamos aquí algunas de esas previsiones, hechas por Nuestra Señora del Buen Suceso a la Madre Mariana:
– "Habiéndose infiltrado la secta en todas las clases sociales... (1)
Otra referencia dice lo siguiente:
– "Ecuador se verá oprimido, esclavizado y perseguido por sectas diabólicas" (2).
Una otra dice:
– "Habiéndose pasado a las filas del partido de Satanás..." (3).
¿A que secta o partido, capaz de dirigir los acontecimientos del mundo, se refirió la Santísima Virgen en sus profecías?
Algunas respuestas a esas y otras interrogantes, precisamente están contenidas en el presente artículo.
En su célebre libro Revolución y Contra-Revolución, el Dr. Plínio Corrêa de Oliveira le da al vocablo revolución "el sentido de un movimiento que persigue destruir un poder o un orden legítimo e instalar en su lugar un estado de cosas (intencionalmente no queremos decir orden de cosas) o un poder ilegitimo".
"Lo que la Revolución pretende abolir es una visión del universo y un modo de ser del hombre, con la intención de sustituirlos por otros radicalmente contrarios".
"En efecto, el orden de cosas que viene siendo destruido es la Cristiandad medieval... realización... del único orden verdadero entre los hombres, o sea la civilización cristiana".
"Así, lo que ha sido destruido desde el siglo XV hasta aquí, aquello cuya destrucción ya está casi enteramente consumada en nuestros días, es la disposición de los hombres y de las cosas según la doctrina de la Iglesia, Maestra de la Revelación y de la Ley Natural. Esta disposición es el orden por excelencia" (Revolución y Contra-Revolución, el Ideal de lucha del siglo XXI).
Además del Dr. Plínio, otros personajes han explicitado el término "revolución". Uno de ellos, y quizás el que más ahondó en el tema es el sacerdote carmelita español, Beato de la Iglesia, Francisco Palau y Quer.
Una otra dice:
– "Habiéndose pasado a las filas del partido de Satanás..." (3).
¿A que secta o partido, capaz de dirigir los acontecimientos del mundo, se refirió la Santísima Virgen en sus profecías?
Algunas respuestas a esas y otras interrogantes, precisamente están contenidas en el presente artículo.
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En su célebre libro Revolución y Contra-Revolución, el Dr. Plínio Corrêa de Oliveira le da al vocablo revolución "el sentido de un movimiento que persigue destruir un poder o un orden legítimo e instalar en su lugar un estado de cosas (intencionalmente no queremos decir orden de cosas) o un poder ilegitimo".
"Lo que la Revolución pretende abolir es una visión del universo y un modo de ser del hombre, con la intención de sustituirlos por otros radicalmente contrarios".
"En efecto, el orden de cosas que viene siendo destruido es la Cristiandad medieval... realización... del único orden verdadero entre los hombres, o sea la civilización cristiana".
"Así, lo que ha sido destruido desde el siglo XV hasta aquí, aquello cuya destrucción ya está casi enteramente consumada en nuestros días, es la disposición de los hombres y de las cosas según la doctrina de la Iglesia, Maestra de la Revelación y de la Ley Natural. Esta disposición es el orden por excelencia" (Revolución y Contra-Revolución, el Ideal de lucha del siglo XXI).
Además del Dr. Plínio, otros personajes han explicitado el término "revolución". Uno de ellos, y quizás el que más ahondó en el tema es el sacerdote carmelita español, Beato de la Iglesia, Francisco Palau y Quer.
Beato Francisco Palau y Quer O.C.D. (1811 - 1872) |
Nacido en Aytona, pueblo de la próspera región de Cataluña, el 29 de diciembre de 1811, y fallecido el 20 de marzo de 1872, el Beato Palau veía desarrollarse los hechos que se venían en su época, y en las posteriores, tomando la siguiente sucesión fundamental de acontecimientos:
Primero, la marcha del mundo rumbo a la disolución social y el establecimiento de un pseudo-orden caótico como fruto de una Revolución anticristiana;
Segundo, la denuncia de la Revolución por un enviado de Dios y sus discípulos, seguida del justo castigo divino de la iniquidad;
Finalmente, la renovación de la Iglesia y de las naciones por obra del Espíritu Santo y el advenimiento de un período en el que las personas, imbuidas del espíritu del Evangelio, rendirán gloria a Dios de una forma sin precedentes en la historia. Dicha época durará hasta el fin del mundo.
La Revolución en la Tierra, reedición de la rebelión de Lucifer en el Cielo
El Bienaventurado Palau deploraba los sucesivos resquebrajamientos de las instituciones fundamentales del orden cristiano como la familia y la propiedad.
Censuraba la demolición de las buenas costumbres y de los estilos de vida consuetudinarios por obra de la revolución industrial, al igual que el derrumbe de las formas de gobierno tradicionales por constantes golpes políticos.
Pero él no aceptaba que todas esas acciones convergentes fuesen fruto del azar. Antes bien, la variedad de crisis provenía de una sóla causa.
Se preguntaba si por detrás de esas crisis no habría alguna inteligencia diabólica que las comandase.
¡Sí!, se respondía, su gestor era ¡Lucifer!, el mismo que sedujo a un tercio de los ángeles en el Cielo y que luego cautivó el corazón de una serie de hombres claves en la tierra y agita una vez más su bandera de rebelión.
Luzbel se rebela ante Dios y es enviado junto a sus secuaces a los infiernos |
Y concluía que este nuevo Non serviam (“¡No obedeceré!”) era la causa suprema de las crisis en el mundo. A esa crisis la llamó “Revolución”.
“¿Qué es la revolución? – explicaba–. Es lo mismo que sucedió en el Cielo cuando Dios creó a los ángeles, y que hoy se repite de modo similar en la tierra:
“Satanás (...) ha seducido a todos los reyes y gobiernos de la tierra y con bandera desplegada dirige sus ejércitos a la guerra contra Dios (...).
“Esto es revolución, esto es la anarquía entre los hombres y la guerra a Dios”.
“Satanás es el padre de la revolución –enseñaba parafraseando a Mons. de Ségur0–, ésta es obra suya, comenzada en el Cielo, y que viene perpetuándose entre los hombres, de edad en edad.
“Por primera vez después de seis mil años ha tenido la osadía de tomar en la faz del cielo y de la tierra su verdadero y satánico nombre: ¡revolución!
“Ella tiene por lema, como el demonio, la famosa palabra: '¡no obedeceré!'
“Satánica en su esencia, y aspirando a derribar todas las autoridades, tiene por fin postrero la destrucción total del reino de Jesucristo en la tierra” (“Adentros del catolicismo – abominaciones predichas por Daniel el profeta en el lugar santo: Apostasía”, El Ermitaño, Nº 21, 25-3-1869.).
Para el P. Palau, esta Revolución conduce a la apostasía de los últimos tiempos anunciada por las Sagradas Escrituras. El análisis racional, sereno y vigoroso de los sucesos socio-políticos le confirmaba esta convicción..
La Revolución conduce a una catástrofe que el Beato Palau quería evitar
En el siglo XIX, el orden eclesiástico y el temporal ofrecían en ciertos puntos, resistencias notables a la Revolución. No obstante, la humanidad se hundía displicente y velozmente en la anarquía, impulsada por las tendencias desordenadas que alimentan la Revolución
¿Qué son las tendencias desordenadas?
Existen en el hombre tendencias buenas y malas. Las primeras, conducen a la práctica de sucesivos actos de amor a la verdad y al bien, por lo que una persona puede emprender un proceso gradual en la práctica de la virtud hasta convertirse al bien por completo.
Por lo contrario, las pasiones desordenadas, atizadas por la acción preternatural del Poder de las Tinieblas, solicitan continuamente a los hombres y a los pueblos, la inclinación hacia el mal, por lo que el proceso puede ser también de decadencia, que sin duda conducirá al caos y a la disolución social de un modo implacable.
Plínio Corrêa de Oliveira sostiene admirablemente, en su libro Revolución y Contra-Revolución, la misma tesis del Beato Palau:
"La más poderosa fuerza propulsora de la Revolución está en las tendencias desordenadas. Y por esto la Revolución ha sido comparada a un tifón, a un terremoto, a un ciclón. Es que las fuerzas naturales desencadenadas son imágenes materiales de las pasiones desenfrenadas del hombre...
"Como los cataclismos, las malas pasiones tienen una fuerza inmensa, pero para destruir. Esa fuerza ya tiene potencialmente, en el primer instante de sus grandes explosiones, toda la virulencia que se patentizará más tarde en sus peores excesos" (Revolución y Contra Revolución, capitulo VI).
Revolución y Contra-Revolución ha sido editado en 16 idiomas. En la foto, una de las ediciones más recientes, la japonesa |
Es lo que caracteriza al carácter procesivo de la Revolución, el cual posee su propio dinamisno. Continúa el Dr. Plinio:
"Las tendencias desordenadas se desarrollan como los pruritos y los vicios, es decir, a medida que se satisfacen, crecen en intensidad, y producen crisis morales, doctrinas erróneas y después revoluciones. Unas y otras, a su vez, exacerban las tendencias. Estas últimas llevan en seguida, por un movimiento análogo, a nuevas crisis, nuevos errores, nuevas revoluciones. Es lo que explica que nos encontremos hoy en tal paroxismo de impiedad y de inmoralidad, así como en tal abismo de desórdenes y discordias (Revolución y Contra Revolución, capítulo VI).
La Revolución: un tren rumbo al abismo
Para describir a la Revolución, el Beato Palau se sirvió de la ilustración de un accidente que conmovió a sus contemporáneos: el puente de un ferrocarril en Cataluña que fue derribado por un temporal.
Durante cierta noche, un tren expreso –en aquel entonces símbolo embriagador del adelanto industrial– sin saber de lo acaecido, viniendo de Gerona se precipitó en el abismo.
La catástrofe marcó la época: la euforia del progreso meramente maquinal y la alegría de los pasajeros dentro de vagones con butacas de cuero, cortinas de seda, vidrios con filigranas, vajilla de porcelana y cubiertos de plata, contrastaba estridentemente con la desesperación, en el momento de despeñarse en un oscuro y mortal precipicio.
Ésta era la parábola de un mundo superficial y despreocupado, aún con restos de cultura y religión, conducido por la Revolución rumbo a un desastre que el Beato Palau deseaba evitar:
“Una horrorosa catástrofe anunciada, por los profetas, por Jesucristo, por los Apóstoles, y por todos los órganos más autorizados del catolicismo.
“La sociedad actual conducida en masa por el poder de las tinieblas y el poder político ha subido en un tren.
“Sus maquinistas se la llevan a los infiernos. La estación de donde ha salido, se llama revolución, la inmediata se titula ¡catástrofe social!
Ahora corre la línea que media entre estación y estación. Ella no lo piensa, el Ermitaño da gritos desaforados de ¡alto! ¡atrás! Esta voz, la voz del catolicismo queda sofocada por el ruido del tren (...)
Una tempestad se llevó un puente de ferrocarril, no hace muchos años. Era de noche, el tren salió de Gerona y marchaba, los viajeros no sabían del peligro, el puente faltaba, pero el tren seguía su marcha.
Las tinieblas encubrían el riesgo, llegaron al límite del abismo, la locomotora da un vuelo pero le faltan alas, falta la línea del tren, está cortada por el abismo, cae y arrastra tras de sí los coches y a la gente, y las aguas se tragaron a los viajeros.
No creyeron en el peligro, pero existía, era una verdad, y su incredulidad no los salvó sino que los perdió. Los maquinistas y conductores del tren que dirigen a la sociedad actual, están ebrios, han perdido el juicio.
“¿No lo veis que no aciertan? Bajad si podéis, y echáos en brazos de la Iglesia vuestra Madre y así os salvaréis”
El Beato Francisco Palau, en la tal vez, la única foto que se conserva actualmente |
Notas:
(1, 2, y 3): Vida Admirable de la Venerable Madre Mariana de Jesus Torres, por el Padre Manoel de Souza Pereira. En su orden:
- (Vol. III, p. 30)
- (Vol. II, p. 235)
- (Vol. II, p. 109)
Fuente:
La materia acerca del Beato Palau fue extraída de: aparicaodelasalette.blogspot.com
¡Excelente! Desde todo punto de vista! Muchas gracias por enviarmelo. Muchas gracias. Muchas gracias
ResponderEliminarGracias, muy bonita información, conocer las raices de la revolución , q no es Cristiana.
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