Iniciativa Apostólica
El Inmaculado Corazón de María triunfará







Las virtudes de las madres 
son fieles reflejos 
de las que practicaba 
la mejor de las Madres, 
que fue la Madre 
del mejor de los Hijos.

¡Feliz día de las Madres!



     En el año de 1592, quince años después de establecerse en Quito el Monasterio de la Inmaculada Concepción, su Fundadora y primera Abadesa, Madre María de Jesús Taboada, había decaído considerablemente en su estado de salud. 

     Esto puso en estado de grande preocupación no sólo a las religiosas, también a los benefactores del Convento, personas buenas, quienes con su generosidad y desprendimiento, ayudaban a sustentar la vida de la comunidad.






     Entre esas almas bondadosas, había una noble señora muy singular: la Marquesa María de Yolanda, muy devota de la Santísima Virgen, y que en corto tiempo, había logrado entablar una buena amistad con Sor Mariana de Jesús Torres, sobrina de la Abadesa, y quien en poco tiempo se convertiría en aquel pilar inabalable, que con la práctica de sus vurtudes heroicas, sostendría el Convento, aun de reciente constitución, y lo sería también durante toda su vida, especialmente en tiempos de una feroz tormenta, en la que las fuerzas del infierno lanzarían toda su furia contra la autoridad de esta casa concepcionista. 

     Para salvaguardar la salud de la Madre María Taboada, agravada por agudas dolencias en el corazón, se decidió dar lugar a la elección de una nueva Abadesa.



Venerable Madre María de Jesús Taboada, primera Abadesa del Monasterio de la Inmaculada  Concepción de Quito



     Al día siguiente, y luego de pedir a Dios las ilumine para hacer una feliz elección, las religiosas votaron unánimemente por Sor Mariana de Jesús Torres, quien en ese entonces contaba con 29 años. El ver que Dios les daba por Superiora a una Madre tan digna y santa, causó en las monjas un regocijo general.

     El crecimiento, fortalecimiento y conservación del Monasterio, recaían por tanto en las mejores manos, así como el conocimiento y la difusión de la devoción a Nuestra Señora del Buen Suceso que estaba por nacer.

     Al mediodía, las religiosas festejaron a su nueva Priora, y esta vez el regocijo en esos benditos claustros, era inigualable. En el Cielo, la unión y la caridad resplandecían y la Inmaculada Concepción se gloriaba de tener como Abadesa a la hija primogénita de sus amores, y lo manifestaría de un modo extraordinario...






     En la tarde de ese mismo día, una persona desconocida llamaba a las monjas a través del torno. Fue atendida por la Madre María Taboada y le dejó un recado: "la Señora, sabiendo que la Madre Mariana de Jesús fue elegida Abadesa, le envía este manjar, y mandó a decirle que la tiene siempre presente". El regalo era tan grande, que la Superiora debió pedir ayuda a las monjas para poder cargarlo. La Madre María preguntó quien era la Señora que enviaba tan requintada dádiva pero quedó sin respuesta. De inmediato, con sus blancas y hermosas manos, le entregó el presente a su sobrina, la Madre Mariana, diciéndole llena de alegría:

      — "Mi Madre, mira la delicadeza que te mandan", y le dio el recado de la Señora".

      — "¿Cuál Señora?", preguntó la Madre Mariana.

      — "No dio el nombre", respondió su tía.

      — "Sin duda debió ser la Marquesa", replicó la joven Priora.

     La Madre Mariana de Jesús se fijó entonces, con suma atención en el obsequio, sonriendo dulcemente. Distribuyeron el manjar entre las religiosas, y en la medida que más lo partían, más se multiplicaba, por lo que se servían grandes porciones suficientes para saciar a un hambriento. Las monjas aseguraron que jamás habían probado bocado tan exquisito.





Confunden a la Santísima Virgen con la Marquesa 

Al siguiente día, la Marquesa se hizo presente en el torno, con provisiones para el Convento. La Madre Taboada se encargó de atenderla para recibir los ricos manjares que la distinguida señora les había llevado, además de algo de dinero para cubrir en parte las necesidades de las religiosas. 

     Sabiendo el resultado de la elección, la Marquesa había acudido para felicitar en persona a la flamante Abadesa, pero por indisposición, la 
la Madre Mariana no pudo atenderla.

     Quedó entonces la noble dama en volver al día siguiente, mandando a decir a la joven Priora, que la amistad entre ambas, era prenda segura para garantizar que las provisiones para el Monasterio, estaban siempre aseguradas.

     La Madre Taboada le agradeció por todas sus bondades y muy especialmente por el espléndido obsequio del día anterior. 

     "Reverenda Madre, — le respondió la Marquesa — siento decirle que a lo mejor está confundida, pues ayer no hice envío ninguno. Siento mucha verguenza, pues las provisiones de mi tierra no llegaban aún y me resultó imposible cumplir con el Convento". Y ante la insistencia de la ex - abadesa, la Marquesa preguntó de qué se trataba el presente, y recibiendo la explicación, respondió: "Querida Madre, me habría encantado, pero dicho manjar en mi casa no fue preparado ni en mi mesa fue servido".

     Así, la Madre María de Jesús Taboada, entendió sin ninguna duda, que fue la Santísima Virgen quién agasajó a su sobrina, dando así inicio, a los sucesos de amor y de misericordias para aquél bendito lugar.



Grabado del Monasterio
de La Inmaculada Concepción  de Quito

     Casi veinte años después, en 1610, el escultor don Francisco de la Cruz del Castillo, a pedido de la propia Santisima Virgen daba inicio a la mejor obra de su vida: la maravillosa imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso.

     Para la Madre Mariana era muy necesario hablar con la Señora Marquesa, por lo que la mandó a llamar, y ya en su presencia le dijo:

     "Señora, su bondad y solicitud para conmigo son enormes, por eso quiero comunicarle una noticia que traerá mucha alegría a su cristiano corazón y a su fervorosa alma: convencidas de la voluntad de Dios en el Obispo, mi señor, determinamos hacer esculpir una Imagen de María Santísima, Reina de los Cielos, bajo la consoladora advocación del Buen Suceso, para esta Colonia, pero distinta de la santa imagen que con igual nombre se venera en España. 

     Aquella, ostenta el cetro de Roma en la mano derecha, la nuestra llevará el báculo y las llaves de la Clausura, para regir y gobernar hasta el fin de los tiempos esta casa, propiedad y fundación de Ella. Llevará en su brazo izquierdo al Divino Infante, para aplacar siempre la ira Divina, y derramar siempre gracias y favores, a todos los que a Ella recurran con el corazón contrito y humillado.

     Las llaves serán donadas por el Sr. Obispo. La Corona será una ofrenda del Cabildo, y en cuanto al báculo, pensamos mandarlo a hacer con la ayuda de las buenas personas, amigas del Convento. Y siendo Usted, Señora Marquesa, nuestra mejor amiga, decidí contarle primero. Le suplico por tanto, me indique ¿con cuánto nos podría contribuir?, a fin de tratar de conseguir el resto con otras buenas persones amigas.



La segunda Abadesa, la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres 


     "Madre — respondió la Marquesa —, yo habría quedado muy resentida si Su Reverencia no me hubiese avisado primero. Le agradezco su atención y cariño, y no consentiré en lo absoluto, que nadie más contribuya para con el báculo de la Imagen de mi celestial Madre y Señora. Yo me haré cargo de todo el material y de la mano de obra. Tengo lo suficiente para esto, y así no lo tuviese, vendería mis bienes para mandar a hacer el báculo. Sólo pido que Su Reverencia me indique cómo desea que se lo haga y listo. Yo me encargaré de lo demás".

     La Marquesa se prestó también para correr con los gastos de la elaboración de la imagen, incluso ofreció hablar con el Señor del Castillo. Pero se sorprendió al escuchar decir de la Madre Mariana:

     "Dios Nuestro Señor recompense con creces su generosidad y devoción, tanto en relación a los bienes espirituales, cuanto a los temporales. No esperaba otra cosa de su nobleza, mi querida Señora Marquesa, pero la santa Imagen ya está siendo trabajada por el Señor Francisco del Castillo en el coro alto de nuestro Convento, pues así lo dispusieron las Madres fundadoras y lo deseó el Obispo, mi Señor".

     "Por esculpir la santa Imagen, el Señor del Castillo no quiere recibir remuneración ninguna. Bien pagado se siente por haber sido escogido él y no otro para tal obra, y además, por las oraciones que pidió a nuestra Comunidad. La obra está muy adelantada, con la estatura que la misma Virgen Santísima quiso".


     La Madre Mariana le contó entonces que tenía en su poder la medida que ella mismo tomó a la Madre de Dios. De inmediato, la Marquesa reaccionó:

     "Madre, ¿qué es lo que escucho? No volveré a casa sin antes ver el tamaño de esa estatura. Mi corazón está inquieto, y presiento algo de divino. Puedo y debo participar de las mercedes de María Santísima, pues también me llamo María, hija y esclava de la Reina del Cielo. Tengo el brazo inmóvil, en consecuencia de la fuerte caída que tuve hace tres días, en una de esas calles en mal estado de la ciudad, y quiero volver sana a mi casa. Muéstreme Su Reverencia esa medida, que con ese favor ya seré muy bien pagada por lo poco que voy a hacer".


El milagro del cíngulo

     Enseguida, la Madre Mariana volvió con uno de los cíngulos con los que había tomado las celestiales medidas (ella conservaba cuatro cordones con los que, en diversas ocasiones, había medido a la Santísima Virgen), y lo puso en las manos de la emocionada Señora Marquesa, que dio un grito de alegría y lo apretó entre sus manos y su corazón.




     Un momento después, como que volviendo en sí, dijo:

     "Muy agradecida estoy Madre, por tanto favor. se lo devuelvo con mucho reconocimiento".

     La santa Abadesa recibió el cíngulo y respondió:

     "Que la Santísima Virgen retribuya su fe y devoción, buena señora", y se despidió.

     Entretanto, el brazo de la buena Marquesa recobró sus movimientos. La Madre Mariana lo había percibido, pero no quiso hacérselo notar a la devota dama, quien regresó llena de alegría a su casa, sin darse cuenta e incluso, sin siquiera acordarse de la fractura y de los dolores, moviendo su brazo, como si en él nada hubiese sucedido.

     Sus empleados, al verla llegar, le decían admirados:

     "Señora, ¿qué sucedio? Salió de casa con el brazo muy malo y regresa ahora curada. ¿A qué santo se encomendó?"





     Enseguida llegó el médico para el exámen de rutina, pero al verla sin vendas ni remedios, preguntó:

     "Señora, ¿qué es esto? Hoy por la mañana estaba medicada y envendada, y ahora no tiene nada?"

     Fue sólo en ese instante que la Señora Marquesa reaccionó y se dio cuenta de lo sucedido. Le respondió entonces al doctor:

     "Es verdad, señor, que así sucedió. Pero huyó de mi espíritu el recuerdo de esta enfermedad, y no me di cuenta hasta este momento, en que me acaba de hacerlo notar. Puede Usted notar que estoy restablecida, y esta cura la atribuyo a la bondad maternal de Nuestra Señora, mi buena Madre, a quien haré un pequeño obsequio, con la Madre Abadesa del Monasterio de la Inmaculada Concepción, religiosa muy santa, mi "españolita". 

     El médico certificó el milagro. El daño en el brazo de la Marquesa era motivo para curase algunos meses después, sin embargo, el doctor, que conocía perfectamente a la Madre Mariana, reconoció las virtudes y la intercesión de aquella angelical criatura, que había pasado por grandes pruebas.


Nadie supera a Nuestra Señora en generosidad


     Por la tarde, la Marquesa volvió donde la Madre Mariana de.Jesús, para reconocer delante de ella, que su Reina ya había hecho por adelantado el pago de la hechura del báculo, curándola de su brazo en mal estado. Lo más sorprendente, le contaba a la Abadesa, fue que ni siquiera había notado su cura, a no ser por la intervención del médico.

     "La Reina de los Cielos — declaraba la agradecida Señora Marquesa — no se deja vencer en generosidad".

     Para la elaboración del báculo,  Marquesa buscó enseguida y con mucho empeño, un orfebre que hiciese un magnífico trabajo, pero no lo encontró. Por tal razón debió encargarlo a España.


La llegada del báculo 



     El día 2 de enero de 1611, la Marquesa recibió en sus manos, recién llegado de la Madre Patria, el bello báculo, junto con un lindísimo prendedor de oro en forma de pavo real, cargando un cartelito, también de oro, adornado con piedras preciosas, en su pico, con la leyenda "2 de febrero de 1611", día en que debía ser bautizada y consagrada con el Sagrado Óleo, la santa y veneranda Imagen con el nombre de María del Buen Suceso de la Purificación o de la Candelaria.

     El 9 de enero, la Marquesa se presentó delante de la Madre Mariana diciéndole:






     "Aquí tiene Madre, el báculo prometido y este pequeño prendedor, para ser colocado en el pecho de la Sagrada Imagen, a fin de conservarse por siempre, la memoria de la Marquesa María de Yolanda, la menor de las siervas de la Reina de los Cielos, recordando a las religiosas que vivan en este bendito claustro, que siempre que lo vean, eleven a María Santísima, sus fervorosas y valiosas súplicas por mi alma.

     Las religiosas, especialmente la Madre Mariana, conmovidas hasta las lágrimas de agradecimiento al recibir tan valiosas cuan preciosas joyas, le hicieron a la Señora Marquesa, un último pedido:

     "Dígnese Señora aceptar el encargo de ser la madrina de la santa Imagen. María Santísima la escogió a Usted, y pide su consentimiento".

     La Marquesa respondió de inmediato: "Madre, ¿qué es lo que escucho? No soy digna de tan alta honra, pero si mi Reina me concede esta gracia por medio de sus hijas queridas, estoy pronta y lo agradezco. Entonces mi respuesta es sí. Y ya el Cielo lo tengo asegurado, porque está en manos de mi Ahijada, y Ella me lo dará. ¡Mil gracias, mil gracias!

     Siete días después, los Ángeles terminarían la Sagrada Imagen...



4 Comentarios:

  1. Como es de Generosa nuestra Madre del Cielo
    Ella no abandona a sus hijos predilectos especialmente a los religiosos,sacerdotes y consagrados
    Ella hace regalos sin que uno se de cuenta y así mismo Milagros como el de la Marquesa
    Cuantos milagros hace Jesús y nuestra Madre y nuestros ojos indignos no logran apreciar esa generosidad de ellos para con nosotros
    Debemos ser más entregados a ellos y sin reservas ponernos a su disposición para que ellos nos dirijan y seamos un instrumento como lo fue nuestra Madre Mariana de Jesús Torres
    Nuestra Madre del Cielo escoge a sus hijos para presentárselos a Dios
    Madre mía en ti pongo mi confianza tu conoces nuestros anhelos y necesidades y se las presentas a tu Hijo Jesús nuestro Rey y Salvador

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  2. Hermosa y engalanada Nuestra Madre del Buen Suceso y de la Purificación en esa foto. La rosa más hermosa del Jardín de Dios

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  3. Virgen del buen Suceso. Por favor intercede por la salud de mi querido Amigo Perico. Ayúdale a recuperar su salud y que se reconcilie con la Ssnta Iglesia.

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  4. Virgencita del Buen suceso ayudame a ser un fiel devoto tuyo,sana mi economía, no tengo casa.

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