¿Por qué rezar el rosario en público?
Primero que nada para dar testimonio de nuestra Fe y de nuestra fidelidad, ante un mundo desgraciadamente caracterizado por la apostasía.
Cuando rezamos en público pedimos gracias no solo para nosotros sino también para todo el país. Y también cuando rezamos en público, motivamos a los demás a rezar el rosario, porque muchas veces nuestro ejemplo dice muchas más que puras palabras.
En Fátima, la Santísima Virgen vino al mundo para pedirnos oración, penitencia y sacrificios; y esto es una buena forma de hacer lo que nos pidió, sacrificando nuestro tiempo para rezar la oración que Ella nos pidió en frente de todos.
San Luis Grignion de Montfort fue el primero en organizar un rosario público
A principios del siglo XVIII en la ciudad de Rennes, Francia, una familia llamada D’Orvilles estaban teniendo algunos problemas en su comunidad y fueron a pedirle ayuda a San Luis María Grignion de Montfort, llamado por quienes oían sus prédicas como el «Padre del rosario grande». Ellos le comentaron que su casa quedaba en la misma calle de la plaza de la ciudad, donde había muchas inmoralidades y donde se pecaba mucho. Se quejaron de que muchos muchachos iban a la plaza muy de noche a hacer cosas malas, y que con el ruido que hacían, no dejaban que la gente rezara el rosario y que durmiera a gusto.
Entonces le preguntaron: “¿Reverendo Padre, qué se puede hacer al respecto?”
“Hagan un nicho en la pared que queda de frente a la plaza, pongan una estatua de la Virgen y récenle a Ella,” dijo el santo.
“¿Enfrente de todos?”, le preguntaron.
Y el santo les dijo: “en público y enfrente de la Virgen.”
Una vez que terminaron el nicho, toda la familia D’Orvilles junto con sus servidores y amigos rezaron el rosario en público frente a la Virgen. La señora D’Orvilles guió el rosario mientras su esposo se quedó vigilando con un látigo, en caso de alguno de los maleantes se acercara o en caso de alguna agresión.
Mientras tanto, muchos carruajes y personas que pasaban por ahí los veían, y muchos de sus amigos les decían que dejaran de rezar y que fueran con ellos a algún otro lugar. Al principio les dio un poquito de vergüenza y como que querían esconder los rosarios, pero poco a poco, fueron teniendo valor para mostrarles su rosario y para decirles que iban a continuar rezando.
San Luis Grignion de Monfort, el extraordinario apóstol mariano. En las regiones en que difundió su obra, los lugareños lo llamaban "el padre del rosario grande". |
Después de un buen tiempo de haberlo rezado todos los días, el rosario público se hizo muy famoso.
Era tanta la gente que iba a rezar, que parecía como si fuera alguna ceremonia oficial de la Iglesia o algo por el estilo.
Pero poco a poco, los ruidos, los pecados y las cosas malas que se estaban dando en la plaza fueron desapareciendo.
Entonces, es ahora o nunca, el momento para repetir en nuestras plazas públicas lo que San Luis Grignion de Monfort recomendó hacer en las de Francia.
Los invitamos pues a participar del Cuarto Rosario Público, el sábado 4 de junio, a las 12h00.
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