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Novena al Niño Jesús de la Cruz del Pichincha
QUINTO DÍA
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos...
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor! Detesto todos mis pecados, y que me hacen indigno de recibirte en mi corazón; me pesa haberte ofendido, por ser Quien eres, ¡Oh! ¡Bondad infinita! Me propongo con tu gracia, no cometerlos más a partir de ahora, hacer penitencia por ellos y evitar toda situación de peligro de ofenderte. Amén.
Oración para todos los días
¡Oh! dulcísimo Redentor, que, para reconciliarnos con Dios, bajaste del Cielo, te hiciste hombre, viviste como nosotros, te entregaste por nosotros a la muerte y finalmente nos diste la felicidad eterna; te pedimos Señor y Dios nuestro, que eres pues el Camino para ir a Dios, la Verdad para ser conocida, y la vida para amarlo, nos concedas conseguir esa suprema finalidad de nuestra vida en la tierra, para gozarlo en la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Consideración para el quinto día
Contempla al tierno Niño crucificado por amor a nosotros. A aquél, que desde su infancia se satisfacía con el misterio de la Cruz, y en el Cordero de Dios que en ella se inmola.
Pidamos al Niño Jesús que se una a nuestra propia Cruz, para luchar con fervor contra los enemigos del alma, y hoy más que nunca contra los enemigos de la Iglesia y del Ecuador católico que algún día le juró fidelidad. Con la ayuda del Divino Espíritu Santo ciertamente unos y otros serán vencidos. Solamente así la Cruz será símbolo de victoria, con el triunfo definitivo del bien sobre el mal, ahora y por toda la eternidad.
Pedido para el quinto día
Rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria venerando cada una de las cinco llagas del Niño Jesús Crucificado, pidiendo que por sus méritos nos conceda la gracia del valor para luchar y defender los principios que forjaron el esta nación católica.
V. Niño Jesús de la Cruz del Pichincha
R. Ruega por nosotros
V. Nuestra Señora del Buen Suceso
R. Ruega por nosotros
Alma de Cristo
Alma de Cristo santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh, buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amén.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amén.
Consideración final para el quinto día
Abracemos la Cruz con resolución, sin quejas. Muchas veces ella nos pide incluso renunciar a los placeres legítimos de esta vida, como preparación para la eternidad.
Pero en estos cruciales momentos para la Cristiandad, en los que, a excepción de unos pocos, el mundo decidió dar sus espaldas a la Cruz, volvámonos a ella. Abracemos la Cruz de la incomprensión, de la persecución, del abandono, del heroísmo de proclamarse católico, con la disposición de darlo todo, y ¿por qué no, la propia vida?
V. Tened piedad de nosotros, Señor
R. Señor, tened piedad de nosotros.
V. Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz.
R. Amén.
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