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Novena al Niño Jesús de la Cruz del Pichincha
SEGUNDO DÍA
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos...
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor! Detesto todos mis pecados, y que me hacen indigno de recibirte en mi corazón; me pesa haberte ofendido, por ser Quien eres, ¡Oh! ¡Bondad infinita! Me propongo con tu gracia, no cometerlos más a partir de ahora, hacer penitencia por ellos y evitar toda situación de peligro de ofenderte. Amén.
Oración para todos los días
¡Oh! dulcísimo Redentor, que, para reconciliarnos con Dios, bajaste del Cielo, te hiciste hombre, viviste como nosotros, te entregaste por nosotros a la muerte y finalmente nos diste la felicidad eterna; te pedimos Señor y Dios nuestro, que eres pues el Camino para ir a Dios, la Verdad para ser conocida, y la vida para amarlo, nos concedas conseguir esa suprema finalidad de nuestra vida en la tierra, para gozarlo en la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Consideración para el segundo día
Contempla al Divino Niño de la Cruz, que desde la cuna en Belén se presentó como Salvador y Redentor del género humano. ¡Oh! ¡Alma! Esfuérzate para participar de los preciosos frutos que nos mereció Jesús en el altar del Calvario y que nos brinda cada día en el Santo Sacrificio de la Misa. Recurre a sus sacramentos y bebe de la fuente inagotable de su misericordia.
Pedido para el segundo día
Rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria venerando cada una de las cinco llagas del Señor, pidiendo la perseverancia y la santificación.
V. Niño Jesús de la Cruz del Pichincha
R. Ruega por nosotros
V. Nuestra Señora del Buen Suceso
R. Ruega por nosotros
Alma de Cristo
Alma de Cristo santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh, buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amén.
Consideración final para el segundo día
Proclamar y defender la Fe católica, la única verdadera, prometimos de hinojos ante el Corazón Divino como sus súbditos fieles, en 1874. Sin embargo, en estos últimos siglos, cuántos son los que hincan sus rodillas ante Lutero, ante Buda, ante Mahoma, bajo el sofisma de que toda religión, todo culto es admisible. Esta herejía funesta ha inficionado, en gran parte del Ecuador, no lo podemos negar, lo estamos viendo a diario; lo palpamos como con las manos, en el seno de nuestra sociedad. Cuánta aberración, cuánto dislate, cuánta ingratitud, cuánta lágrima vertida en lo alto de la montaña por el Corazón del Niño Crucificado, que están provocando su ira contra nosotros.
V. Tened piedad de nosotros, Señor
R. Señor, tened piedad de nosotros.
V. Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz.
R. Amén.
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