Fue junto al conductor donde se produjo el mayor impacto del choque entre un bus y el automóvil en el que se viajaba el Dr. Plinio, el 3 de febrero de 1975. Iba justo en el asiento delantero... |
"Cuando llega la desgracia, abre las puertas", dice un proverbio ruso. En efecto, las desgracias nunca llegan solas: una llama a la otra. Eso fue lo que sucedió en el año 1975.
En medio de la vía que conecta las ciudades de Jundiaí y Itatiba, en el estado de São Paulo, un hombre está tendido sobre el asfalto. En las cercanías, cuatro vehículos chocaron violentamente. Se busca ayuda para llevar a la víctima a un hospital. El propietario de un automóvil dice que no quiere manchar sus asientos con sangre. Otro es más explícito: "este hombre se va a morir, no adelanta hacer nada".
La víctima era Plinio Corrêa de Oliveira, producto de un accidente de automóvil, con varias fracturas, por lo que fue necesario trasladarlo a un hospital. Era el 3 de febrero y dos días después comenzó la secuencia de operaciones.
"Está acabado", dijeron sus oponentes. Y una revista de gran circulación incluso mostró algo de júbilo.
Recuerdo su rostro justo antes de la primera cirugía. Acostado de espaldas en una cama de hospital, sin afeitar, con la mirada seria y decidida, parecía un guerrero medieval.
Poco tiempo después, las enfermeras lo recogen en camilla para llevarlo al quirófano. En la puerta del ascensor, ve a un joven discípulo, algo abatido: — Entonces, ¿el jueves tendremos nuestra reunión? — dice, para animarlo.
Una cirugía más, y el Prof. Plinio podrá irse a su casa, pero —nuevo calvario— el ortopedista prescribe una inmovilidad. Una cama especial, procedente del hospital, parece un instrumento de tortura: en la parte superior, una especie de viga, con una polea de la que cuelga un peso, tirando de la pierna a través de un cable de acero, durante 60 días.
Dirigiendo una campaña desde la cama de un hospital y en medio del dolor
En medio de esta situación, se entera de una ofensiva contra la institución del matrimonio en Brasil: se busca aprobar el divorcio. Hay quienes creen que los promotores quisieron aprovechar su forzada ausencia. Pensaron entonces que tendrían el camino despejado.
Pero estaban equivocados. Todavía inmóvil en su cama, organizó una campaña. Incluso indicó la entonación conveniente para las consignas que gritarían los jóvenes en las calles
Podría haber dicho: "Me ocuparé de eso cuando me recupere". ¡No! La campaña salió a la calle y fue un éxito. Debido a la movilización de la opinión pública, la ofensiva anti familia en esa ocasión fue derrotada en el Congreso Nacional.
Ante una campaña publicitaria de difamación
Aún con los traumas de las fracturas, incapaz de contestar el teléfono o comer sin ayuda, nuevas desgracias llegaron a través del portal abierto de par en par. Se inició un poderoso boom publicitario en todo el territorio nacional, promovido por la izquierda, con el objetivo de lograr cerrar a la TFP y prohibir sus actividades. Durante ocho meses —ocho largos meses de convalecencia— se publicaron en la prensa 1.923 ataques difamatorios en la prensa contra él y la entidad. Enseguida, un extenso manifiesto, titulado La TFP en legítima defensa, redujo a polvo los argumentos de los adversarios (Folha de S. Paulo, 21-29-30/5/1975)
Efectivamente, hubo muchas y graves desgracias en 1975. De ellas, en realidad, sólo estamos narrando en línea general; hay detalles conmovedores. Sin embargo, algo brilla especialmente en ese accidente y en los hechos que siguieron.
En situación como esa, nadie se sorprendería si el Prof. Plinio hubiera decidido dedicarse a descansar o aminorar su ardor combativo: tenía 66 años, y se encontraba en precarias condiciones de locomoción. Pero no dudó ni un momento: volvió a la lucha, con decisión. Y la retomó como un gigante, con altivez, combatividad y acierto.
Foto de la primera reunión para miembros de la TFP, realizada por el Dr. Plinio después del accidente automovilístico y que le afectó su locomoción. |
"Es en los grandes peligros que se revela un gran coraje", dice un proverbio. Fue en el punto álgido de esta adversidad cuando el coraje, el temperamento, la fuerza y la determinación de Plinio Corrêa de Oliveira resaltaron en él como los de un verdadero guerrero.
Tenía 20 años de vida por delante —fallecería en 1995—. Sin duda fueron los más hermosos de su existencia. Porque, además de ser los más fructíferos —pues su acción se expandió por los cinco continentes—, fueron los más arduos y en los que ejerció más notablemente su inquebrantable combatividad.
Fuente: pliniocorreadeoliveira.info
Hermanos luchemos juntos para que no de permita estas leyes que van en contra del proyecto de Dios
ResponderEliminarMuy de acuerdo. Escríbanos en Messenger. Búsquenos como Apostolado Seglar Del Buen Suceso
EliminarGracias por el articulo. No conocia este episodio del Dr. Plinio��
ResponderEliminarQué amor a la cruz! Qué sumisión a la voluntad de Dios!
ResponderEliminarEl Dr Plinio debe ser nuestra causa ejemplar
ResponderEliminarLa fuerza de alma del Dr Plinio era fenomenal. La gracia, sin duda, contribuía para lograr esa fortaleza, pero su disposición de espíritu, su generosidad, eran proverbiales
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