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Novena al Niño Jesús de la Cruz del Pichincha
OCTAVO DÍA
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos...
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor! Detesto todos mis pecados, y que me hacen indigno de recibirte en mi corazón; me pesa haberte ofendido, por ser Quien eres, ¡Oh! ¡Bondad infinita! Me propongo con tu gracia, no cometerlos más a partir de ahora, hacer penitencia por ellos y evitar toda situación de peligro de ofenderte. Amén.
Oración para todos los días
¡Oh! dulcísimo Redentor, que, para reconciliarnos con Dios, bajaste del Cielo, te hiciste hombre, viviste como nosotros, te entregaste por nosotros a la muerte y finalmente nos diste la felicidad eterna; te pedimos Señor y Dios nuestro, que eres pues el Camino para ir a Dios, la Verdad para ser conocida, y la vida para amarlo, nos concedas conseguir esa suprema finalidad de nuestra vida en la tierra, para gozarlo en la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Consideración para el octavo día
¡Oh! ¡Admirable Niño Jesús de la Cruz! Que te presentas cubierto con el emblema sacerdotal de la Sagrada Estola, para significar que eres Sacerdote y Víctima al mismo tiempo y que perpetuas tu misterio de Amor en la Sagrada Eucaristía; "No me paguen con sacrilegios, blasfemias e ingratitudes, tantas bondades y delicias de mi Corazón", exclamaste crucificado en la cima de la montaña. Derrama sobre nosotros tu gracia para que contemplemos y acompañemos continuamente, y con espíritu de donación, caridad e inmolación la terrible crisis espiritual que embarga a la Iglesia y al mundo.
Pedido para el octavo día
Rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria venerando cada una de las cinco llagas del Niño Jesús Crucificado, pidiendo que ponga fin a los embates del demonio contra su Santa Iglesia
V. Niño Jesús de la Cruz del Pichincha
R. Ruega por nosotros
V. Nuestra Señora del Buen Suceso
R. Ruega por nosotros
Alma de Cristo
Alma de Cristo santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh, buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amén.
Consideración final para el octavo día
¡Oh! Divino Niño, desde lo alto de la Cruz en el Pichincha contemplaste a tu Esposa Mística, cercada, atacada, humillada por sus enemigos, externos y, es penoso reconocerlo, también por innumerables enemigos internos, y todos ellos alabados y exaltados incluso por tus hijos ingratos.
Viste a tus almas religiosas, descuidadas de su Sagrado deber, con la brújula perdida, desviándose por el camino que les trazaste.
En medio de esta terrible desolación, ¡Oh! Bendito Niño, buscas en nosotros un consuelo.
Concédenos la gracia de vigilar en tu compañía, en medio de tu soledad, venciendo el sueño de la indiferencia hacia Dios que tanto nos ama.
Que nuestras oraciones, nuestras penitencias, y especialmente nuestra lucha, no descansen ante la acción incesante de los satélites de Satanás.
V. Tened piedad de nosotros, Señor
R. Señor, tened piedad de nosotros.
V. Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz.
R. Amén.
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